Este martes, se ha conocido un nuevo palo para Ford Almussafes: el fabricante de automóviles estadounidense se plantea un ERE en la única planta que tiene en España, por la caída de ventas. Dicho ERE afectará a 400 trabajadores, lo que supone un 5,4% de su plantilla, que asciende a 7.400 personas, y llega después de haber realizado varios ERTEs durante el año pasado (el cuarto se realizó en octubre).
El año pasado, las ventas de Ford cayeron un 9,9%, hasta las 5,38 millones de unidades en todo el mundo, y en España la marca no está entre las diez más vendidas (como se ve en los últimos datos de matriculaciones). Los resultados del fabricante estadounidense en 2019 tampoco fueron buenos: el beneficio neto fue de 42,1 millones de euros por un reajuste contable de 2.000 millones relacionado con los fondos de pensiones de sus empleados, frente a los 3.342 millones que ganó el año anterior; y la cifra de negocio fue de 141.727 millones (-2,7%). Y esto tuvo consecuencias en la cúpula: se cesó al presidente de la unidad de automoción, Joe Hinrichs, y se nombró a Jim Faley, director de operaciones.
La noticia del ERE en Almussafes llega mes y medio después de la visita del presidente de Ford Europa, Stuart Rowley, que también se vio con el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig. Entonces, parecía que iba a haber estabilidad… pues se anunció una inversión de 42 millones en la planta para la estrategia de electrificación, como informó Las Provincias. Sin embargo, ahora la realidad ilustra que la estabilidad no será total en la plantilla, que se reducirá un 5%, lo que también repercutirá en la producción: se pasarán de 1.740 coches (entre ellos, el Kuga) al día a 1.640. Además, da al traste con las estimaciones que el director de Fabricación de Ford Almussafes, Dionisio Campos, hizo a principios de diciembre en relación a 2020: no preveía agotar la fórmula del ERTE y pasar a despidos mediante un ERE.