El Belén más grande del mundo está en Alicante (para los lectores del mundo, ciudad que está en España). San José mide casi 19 metros, el Niño Jesús más de 3 y la Virgen María unos 12 metros, informó Aciprensa.
Estas enormes dimensiones han hecho que entre en los Récord Guinness, desbancando al Belén montado en Monterrey (México) en 1999, que hasta ahora ostentaba este galardón y que era cuatro veces menor que el de Alicante.
El mega belén de Alicante está situado en la plaza del Ayuntamiento y está mantenido por una estructura metálica para que pueda soportar sin peligro la lluvia, el viento y la salinidad del ambiente, añadió Aciprensa.
Su creador, José Manuel García Esquiva, es un artista y creador de esculturas de gran tamaño que posteriormente se queman en la fiesta de San Juan, en la misma ciudad de Alicante. Necesitó casi dos meses para construirlo. “Esperemos que nos conozcan en todo el mundo y sepan que aquí en Alicante hay unos grandes artistas y artesanos”, precisó García Esquiva.
El mega belén de Alicante está situado en la plaza del Ayuntamiento
Noticia, la de Alicante, que nos viene al pelo para recordar la reflexión del Papa Francisco sobre el significado y la importancia de poner el Belén en Navidad. Lo hizo en su carta apostólica ‘Admirabile signum’, que firmó el 1 de diciembre de 2019 en la localidad italiana de Greccio.
El Santo Padre explicó que la escenificación del nacimiento de Jesús “es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura” para invitar a los hombres a “ponerse espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre”.
El Pontífice recordó que la historia de los pesebres de Navidad se remonta a días posteriores al 29 de noviembre de 1223, cuando el Papa Honorio III aprobó la Regla franciscana a San Francisco de Asís. También señaló que el Nacimiento “es desde su origen franciscano una invitación a ‘sentir’, a ‘tocar’ la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación” y “una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados”.
“¿Por qué el Belén suscita tanto asombro y nos conmueve?”, pregunta el Papa en su carta. Señaló que eso no solo se debe a que “nos ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén”, sino que “manifiesta la ternura de Dios”, que siendo Creador del universo “se abaja a nuestra pequeñez”.
Toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías
Al repasar los elementos que componen el nacimiento que se pone en los hogares, como el cielo estrellado, los paisajes, los animales y los pastores, afirmó que todo ello recuerda que “toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías”. También indicó que “los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”; mientras que “los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece”.
Sobre la imagen de la Virgen María, el Papa explicó: “María es una madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo. Su imagen hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado”. “Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo solo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica”.
Además, el Pontífice afirma que “junto a María, en una actitud de protección del Niño y de su madre, está San José”, representado con el bastón en la mano y, a veces, sosteniendo una lámpara. “Él es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia” y que no duda en ponerse en camino ante la amenaza de Herodes. Fue el primer educador de Jesús niño y adolescente; “y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica”.
En Jesús, Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en el tender sus manos hacia todos
En su carta, el Santo Padre afirma que el “corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, colocamos la imagen del Niño Jesús”, porque “Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros brazos”. “En la debilidad y en la fragilidad esconde su poder que todo lo crea y transforma. Parece imposible, pero es así: en Jesús, Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en el tender sus manos hacia todos”, agregó.
Francisco también recuerda que en la fiesta de la Epifanía está la costumbre de colocar las tres figuras de los Reyes Magos que llegan de Oriente para contemplar al Niño y ofrecerle los dones de oro, incienso y mirra. Esta escena llama “a reflexionar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser evangelizador”. Además, los Magos, hombres sedientos de lo infinito, “enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo”. “No se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo. Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los poderosos y exaltando a los humildes. Y ciertamente, llegados a su país, habrán contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del Evangelio entre las gentes”, dijo el Papa.