A Javier Moreno le fulminó el entonces todopoderoso Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) de la Dirección de El País. Moreno siempre perteneció al ala más progre del PSOE (pero capitalista, que conste) más zapaterista que sanchista. Y no olvidemos que el influjo de ZP en el Sanchismo es importante.
La noticia es que Ana Botín y Pedro Sánchez han colocado a Javier Moreno en la Dirección de El País en sustitución de Soledad Gallego-Díaz . Ambos en sintonía, pro-Sánchez y voceros de Moncloa, pero en Presidencia consideran que Moreno es más elegante que una Gallego-Díaz que parecía abrir el periódico de cada día con un ¡Viva Pedro!
En plata, El País se mantendrá igual de pro-gubernamental pero no se notará tanto.
Además, quien ahora manda en el diario independiente es Ana Botín, y a la política Soledad le sucede un hombre con mayor conocimiento del mundo económico y más experiencia en el mundo corporativo y en el trato con empresarios. Pero igual de socialista, que conste.
En su momento, Moreno fue sustituido por Antonio Caño, cuando Juan Luis Cebrián puso el diario, en un viraje histórico y un tanto histérico, al servicio del marianismo, es decir, de la derecha progre. Y todo ello, en medio de una crisis económica y corporativa que no ha hecho sino aumentar, hasta que el Santander ha acudido en su ayuda… para cabreo de Santiago Abascal y Vox.
Moncloa se asegura una línea afín, sin las alharacas de Soledad Gallego-Díaz
En los tiempos en los que el CEC imperaba se decidió el relevo en tres cabeceras: El País, con salida de Moreno, en El Mundo, con la defenestración de Pedro J. Ramírez, que aún se anda vengando lo que puede, y de José Antich, en La Vanguardia.
Ramírez fue cesado porque llevaba 15 años tocándole las narices a todo el que podía, eso sí, sin hacer distingos entre derecha o izquierda: Pedro José es un amante del pluralismo, golpea a fas y golpea a nefas. Ahora, menos mal, ya tiene un dogma: la unidad de España bajo los principios centralistas. No es el mejor de los principios… pero no deja de ser un principio.
Antich representa el polo opuesto a Ramírez, fue cesado a pesar de negar la acusación de independentista catalán, con denuedo. Por eso, tras su salida fundó el independentista El Nacional.cat. Es lo que podríamos llamar el triple efecto del CEC en la prensa española: censor, ejecutor y clarificador, todo a un tiempo.
Y los grupos de prensa española se mantienen en la uniformidad: hay progres de izquierda y progres de derechas
Y a todo esto, el regreso de Javier Moreno a la Dirección de El País, ¿qué efectos tendrá sobre el momento actual de los medios tradicionales en España? Ninguno. El País seguirá siendo tan progre y tan sanchista como siempre y Ana Botín, que no el CEC, seguirá mandando en PRISA siempre atenta a las sugerencias de Iván Redondo, desde Moncloa. Y los medios tradicionales españoles (El País, Unidad Editorial, Vocento, Planeta-La Razón y el grupo Godó) seguirán donde están: divididos entre progres de izquierda y progres de derecha, pero todos progres. De hecho, no puede hablarse de una prensa española inmoral sino amoral. La única moral que contemplan es la ética cívica, aquella que confunde delito y pecado y que se atiene a la constitución y a lo políticamente correcto.
El pensamiento cristiano está ausente en la prensa tradicional y en sus versiones digitales, hablamos de un segmento uniforme. La esperanza está en Internet.