No solo Endesa, que ha solicitado oficialmente el cierre As Pontes y Carboneras, sino también Arcelor, en Gijón, que acaba de anunciar que prolongará a 2020 las paradas de producción ante la falta de pedidos, son fiel reflejo de lo que ocurre en el sector industrial español cuyos indicadores proyectan una desaceleración preocupante y vinculada, en parte, a la incertidumbre política y económica. Acabamos de conocer, por ejemplo, que el sector manufacturero se contraía en noviembre por sexto mes consecutivo según el Índice de Gerentes de Compras (PMI) de Markit que explicaba, además, cómo el sector sigue siendo un lastre notable para la economía española... "lo que tendrá un impacto en las cifras del PIB para el cuarto trimestre".
Las estadísticas oficiales reflejan, además, como la industria ha ido perdiendo peso en el PIB y en el empleo generado en España. En 2008, representaba el 16,5% del PIB y diez años después, ese porcentaje ha bajado cuatro décimas hasta el 16,1% de la riqueza nacional. A todo esto unido al desplome de la inversión extranjera, según los datos que acaba de publicar La Secretaría de Estado de Comercio, que reflejan como la entrada de capital foráneo ha sufrido un fuerte correctivo con respecto a 2018.
Las expectativas no son más halagüeñas para ArcelorMittal, en Gijón, de cara al inicio de 2020. La compañía ya ha planteado repetir los paros de producción que ya ejecutó en 2019
Entre enero y junio del año pasado, el flujo de inversión extranjera bruta recibido por España ascendió a 48.194 millones de euros. Los datos del presente ejercicio reflejan una caída de la inversión extranjera hasta los 16.792 millones de euros, es decir, un 35% menos.
Se trata de un entorno poco favorable que, unido a la estrategia medioambiental del Gobierno, ha precipitado el cambio de rumbo de Endesa sobre sus centrales térmicas al haberse acelerado el proceso de descarbonización del sector eléctrico. "Se ha producido una profunda modificación en las condiciones de mercado que afectan a las centrales térmicas de carbón, derivadas fundamentalmente del precio internacional de las commodities (los combustibles) y la efectividad de los nuevos mecanismos de regulación de derechos de emisión de CO2, que desplaza a las centrales de mayor volumen de emisiones en beneficio de otras tecnologías", señala la eléctrica en un comunicado en el que explica, además, que la combinación de los bajos precios del gas natural y de la escalada de costes de los bonos de CO2 en el mercado de carbono -su precio se ha quintuplicado desde 2017- han provocado que este año la aportación de las centrales de carbón a la cobertura de la demanda eléctrica española se haya quedado en el 5% y haya llegado a ser inferior al 1% en algunas jornadas.
“Muchas plantas han estado casi todo el año paradas y se ha disparado la producción de los ciclos combinados de gas, competidores principales. Esta situación estructural ha determinado que las centrales térmicas peninsulares de carbón no resulten competitivas…”
Asi que, tal y como describe La Voz de Galicia en su edición de hoy, estamos ante una decisión “inevitable” que ha desembocado en la confirmación de una noticia que, aunque esperada, era la más temida en As Pontes. Endesa presentaba la solicitud de cierre de su central térmica gallega condenada al desmantelamiento por el encarecimiento de los precios de adquisición de los derechos de CO2 y por su falta de competitividad frente a otras fuentes generadoras de energía, como el gas.
As Pontes fue durante mucho tiempo el centro generador de energía más importante ya que a los 1.468 megavatios de su central de carbón se sumaron posteriormente los 800 de la de ciclo combinado
La tramitación del fin de la instalación se desarrollará durante los próximos 18 meses, en los que la eléctrica garantiza el empleo a los 174 trabajadores directos de la planta y anuncia que abrirá un proceso de recolocación y medidas formativas para mejorar su capacitación técnica. Su plantilla intervendrá, además, en las labores de desmantelamiento de las instalaciones y en el mantenimiento de los futuros parques renovables.
As Pontes fue durante mucho tiempo el centro generador de energía más importante del país, ya que a los 1.468 megavatios de su central de carbón se sumaron posteriormente los 800 de la de ciclo combinado. Con la clausura de la térmica, perderá esa condición, porque la intención de Endesa es la de sustituir los megavatios de su central de mineral por otros renovables, que se producirán en parques eólicos instalados en la comunidad, pero todavía sin concretar el emplazamiento.
Pero no solo ha sido la central gallega, sino también Litoral en Carboneras (Almería) sobre la que Endesa se reserva, no obstante, el derecho de desistimiento de la solicitud de cierre, “en su conjunto o parcialmente, en el supuesto de que, como consecuencia de las pruebas adicionales de combustión con distintas mezclas de combustible, que se realizarán en los próximos meses en la central de Carboneras, pudieran variar los resultados y garantizar la viabilidad de la planta”.
Se han modificado las condiciones de mercado que afectan a las centrales térmicas de carbón, derivados del precio internacional los combustibles y de los nuevos mecanismos de regulación de derechos de emisión de CO2
En paralelo a la solicitud, la compañía ha presentado de manera voluntaria un proyecto de actuaciones para atenuar el impacto provocado por la disminución de actividad de la central almeriense (Plan Futur-e), destinado a promover el desarrollo de actividades económicas y generación de empleo en la zona.
En el marco de lo establecido en el plan, Endesa respetará el puesto de trabajo de los 113 empleados de la central. En concreto, se abrirá un proceso de recolocación y ya se han iniciado medidas formativas para mejorar la capacitación técnica de los empleados, que también se tendrán en cuenta para las labores de desmantelamiento de la central y futura operación y mantenimiento de los nuevos parques renovables.
ArcelorMittal mantiene los paros de producción
Las expectativas no son más halagüeñas para ArcelorMittal en Gijón de cara al inicio de 2020. Según la compañía, la “muy débil demanda y las distintas eventualidades que vive cada planta hacen que los ajustes en la producción, que ya alcanzaron cotas muy altas en 2019, vayan a continuar durante el próximo año”. La empresa ya ha planteado repetir las paradas en la producción que ya ejecutó este año durante el primer trimestre de 2020.
En 2008, la industria representaba el 16,5% del PIB y diez años después, ese porcentaje ha bajado cuatro décimas hasta el 16,1% de la riqueza nacional
En la situación de Arcelor ha influido la guerra comercial entre Estados Unidos y China pues los productos siderúrgicos que antes entraban en el mercado estadounidense, a raíz de los aranceles impuestos por Donald Trump, proceden ahora, principalmente, de Turquía y de China, donde los productores no hacen frente a costes medioambientales, a diferencia de lo que sucede en Europa, lo que supone avaratar los precios de venta.
En el caso concreto de España, la siderúrgica se ve afectada, asimismo, por la elevada factura eléctrica y no parece, ante la decisión de seguir con las paros en la producción, que el hecho de que Gobierno haya dado luz verde a los 172 millones para compensar a la industria por los costes de CO2, especialmente tras el anuncio de cierre de Alcoa en Avilés y La Coruña y las continuas advertencias lanzadas por las electrointensivas. como Arcelor, hayan servido para mejorar su situación.
El precio de la energía es uno de los problemas que afronta en la actualidad la siderúrgica. Pero también el CO2 es un quebradero de cabeza importante, tanto que la multinacional ya ha advertido de que el 15% de lo que produce actualmente en la región no es rentable y prevé que ese porcentaje se eleve hasta el 30% a partir del próximo año.