Lunes negro para Atlantia, que se desploma más de un 13% en bolsa y capitaliza unos 9.580 millones de euros. La razón es sencilla: el Gobierno italiano decidirá el martes sobre los contratos de concesión de las autopistas del país, una decisión que tendrá un impacto muy importante en Autostrade, filial italiana de Abertis, que controla la familia Benetton.
Las perspectivas no son muy positivas: el plan presentado por Atlantia fue calificado de insatisfactorio por el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Y todo esto viene motivado por el derrumbe, en verano de 2018, de un puente de la autopista en Génova.
El inquietante futuro de Atlantia contrasta con el prometedor porvenir de Cellnex, que ha pasado a ser la joya del imperio Benetton. Cuando entraron en la compañía de infraestructuras -marzo de 2018-, los títulos valían 22,19% euros y la capitalización de la compañía era de algo más de 5.900 millones de euros. Actualmente, las acciones de Cellnex están 57,24 euros y la capitalización supera los 22.000 millones de euros, superior a la de BBVA y Telefónica.
Y Cellnex pretende seguir creciendo, esta vez bajo tierra. Concretamente, en el metro de Londres. La compañía que dirige Tobías Martínez ya ha pasado las dos primeras fases del concurso convocado por Transport for London y que supone diseñar, construir, operar y comercializar los servicios de telecomunicaciones del metro de Londres durante los próximos 25 años, por cerca de 400 millones de euros.