- Irán y Rusia, grandes productores de gas, están entre los afectados y se entienden bien en todos los aspectos.
- Países monocultivo, como Venezuela, también están entre los perjudicados: Maduro pide a la OPEP un recorte de producción.
- Pero el primer objetivo del lobby petrolero mundial es cargarse cualquier alternativa al petróleo. 'Pasa' del cambio climático.
- Si es preciso, incluso lo hace tirando precios.
- El problema es cuánto pueden aguantar las petroleras medianas y pequeñas.
En el contexto actual de
petróleo barato que vivimos ya saben que hay ganadores y perdedores. De hecho, hace unos días mencionábamos
la cara y la cruz: España, entre otros países, está muy feliz, pero las petroleras están más bien preocupadas y en alerta. Pero el asunto tiene una trascendencia muchísimo mayor y es que nadie logra acabar con el
gran pacto Arabia Saudí-EEUU.
El país de los jeques continúa produciendo a gran escala fundamentalmente por tres razones: le cuesta poco perforar y extraer crudo, quiere volver a ser el primer productor mundial y también impide que se continúe desarrollando el
'fracking'. Recuerden que
EEUU le arrebató la medalla de oro en producción mundial en 2014, algo que sucedió por primera vez desde 1975 gracias al crudo de esquisto (no convencional, extraído mediante 'fracking'. Pero esta técnica no es rentable a un precio inferior a 60 dólares.
En el otro lado, encontramos a países como
Irán y
Rusia, grandes productores de gas natural que están entre los afectados, pues el precio de dicho hidrocarburo viene indizado por el del petróleo. Ambos países se entienden bien en todos los aspectos. Paralelamente, Irán, tras el acuerdo nuclear y el fin de las sanciones internacionales, también podría incorporar su crudo al mercado mundial, aumentando aún más la sobreoferta.
Pero también los países monocultivo, como
Venezuela, están entre los perjudicados del gran pacto. Por esa razón, el presidente de la república bolivariana, Nicolás Maduro, no hace otra cosa que pedir a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (
OPEP) un recorte de producción. Arabia Saudí no está por la labor y Rusia tampoco.
Por su parte,
Colombia también afronta una delicada situación. Sus pozos petrolíferos tampoco son rentables en un contexto de precio bajo, pues les cuesta perforar mucho más que a Arabia Saudí. La producción ha caído un 70% como consecuencia del abaratamiento del crudo, pero si se continúa con este ritmo las reservas del país se acabarían antes de siete años.
Conviene subrayar que el primer objetivo del
lobby petrolero mundial no es otro que el de cargarse cualquier alternativa al petróleo, por lo que 'pasa' de cambio climático. Si es preciso, incluso lo hace tirando precios, como sucede desde hace meses.
El problema es cuánto pueden aguantar las petroleras medianas y pequeñas. Entre ellas, se puede hablar de Repsol. El Ceo, Josu Jon Imaz, ha afirmado este miércoles que, al igual que otras compañías, están haciendo "un esfuerzo" por ser competitivas en este entorno, que supone "una buena noticia para países consumidores como España". Pero también ha advertido de
riesgo si se mantienen los bajos precios del crudo.
Paralelamente, está el juego de la oferta y la demanda. Al hilo de la primera, cabe hablar de sobreabundancia, pues las reservas mundiales están en sus niveles máximos en más de una década, según la OPEP y la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Mientras, la segunda es algo inferior. Sin embargo, y a pesar de que cada vez hay más situación de guerra en Oriente Medio, el precio ya no sube como hacía antes por este motivo: sólo el pasado martes, después de que Turquía derribara un avión ruso el barril de Brent subió ligeramente ( 2%), hasta cerca de los 46 dólares.
Ahora todas las miradas apuntan al próximo 4 de diciembre, cuando se celebra la próxima cumbre de la OPEP. Y paradójicamente, coincidirá con la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), que tendrá lugar en París entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com