“El sector del petróleo está sufriendo un choque como nunca antes en su historia”, según ha señalado Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), hace unos días en una entrevista en EFE, pues la caída de demanda (que ha pasado en otras crisis económicas) coincide con excesos de producción. Un contexto en el que EEUU presiona a Rusia y Arabia Saudí, amenazando con poner aranceles a la importación de crudo, y ojo, porque ya exporta sólo la mitad de lo que exporta.
En concreto, en 2019, el país que dirige Donald Trump registró unas importaciones de crudo de unos 5,8 millones de barriles diarios y las exportaciones ascendieron a 3 millones de barriles (sobre todo, de derivados, como gasolina, alquitrán, ceras, queroseno…). Hace unos días, Trump señaló que impondrá aranceles a las importaciones si tiene que “proteger” a los trabajadores del sector energético por el gran desplome de los precios debido al pulso entre Rusia y Arabia Saudita por la cuota de mercado.
El coronavirus, el desplome de precios y la contracción de la demanda de crudo han hecho que se vuelva a constatat la necesidad de recortar la producción: a ver qué decide la OPEP+
EEUU es el primer productor de gas y petróleo del mundo desde años gracias al fracking y claro, ‘negociator’ Trump no está dispuesto a perder esa posición. Por ello, hace unos días anunció un acuerdo entre Moscú y Riad, que provocó una subida en el precio del barril de Brent (de referencia en Europa) como en el de West Texas Intermediate (de referencia en EEUU), y por tanto, cierta recuperación de los mismos, que este lunes cotizan en torno a los 33 dólares y los 27 dólares, respectivamente.
Sin embargo, tanto Rusia como Arabia Saudí negaron que existiera dicho acuerdo. Y un hecho que así lo prueba es el retraso de la reunión de la OPEP+ (los 14 miembros de la OPEP y otros socios, entre ellos, el país que dirige Vladimir Putin), que iba a tener lugar este lunes, hasta el próximo jueves. Esta cita despierta gran atención, pues la anterior (celebrada el pasado diciembre), acabó con fuertes discrepancias entre ambos países y el anuncio de la exención de sus compromisos a partir del 1 de abril y de aumentos de sus respectivas producciones. Pero la pandemia del coronavirus, el desplome de precios y la contracción de la demanda han hecho que se vuelva a constatar la necesidad de recortar la producción.