Las petroleras no pasan por su mejor momento, pues a la transición hacia la descarbonización, reduciendo su negocio tradicional, se ha sumado la pandemia del coronavirus, que ha provocado un descenso de la demanda energética y de los precios del crudo. Otro ejemplo de ello se puede ver en los resultados de Cepsa, que ha tenido unas pérdidas de 919 millones de euros y ha desplomado su Ebitda un 42% en 2020.
En un año, la petrolera, que es propiedad de Mubadala (fondo soberano de Abu Dabi que es dueño del 61,5%) y The Carlyle Group (fondo estadounidense que posee el 38,5% restante), ha pasado de ganar 820 millones en 2019 a perder 919 millones por un impacto negativo de 369 millones y el deterioro de activos por 551 millones. Eso sí, prefiere presumir de que el cuarto trimestre ha confirmado la senda de recuperación iniciada entre julio y septiembre, y de que el beneficio neto ajustado ha sido de 1 millón… Sin embargo, este se ha situado muy lejos del de 610 millones del año anterior.
El único negocio que mejora su Ebitda es el de Química, pero el de ‘Upstream’ sigue siendo el que más aporta
Por su parte, el Ebitda fue de 1.187 millones, un 42% inferior al de 2019, que se situó en 2.058 millones. De estos, 277 millones correspondieron al cuarto trimestre, la misma cifra que en el periodo julio-septiembre. Por negocios, todos han tenido un Ebitda inferior, menos el de Química, que ha pasado de 246 millones a 357 millones: Upstream (exploración y producción) sigue siendo el que más Ebitda aporta, 458 millones, frente a los 963 millones del año anterior; el de Refino ha pasado de 433 millones a 10 millones; y el de Marketing se ha mantenido cerca del nivel de 2019, situándose en 400 millones, frente a 463 millones. En concreto, en el cuarto trimestre, todos los negocios han mejorado su Ebitda, menos el de Marketing, porque la red de estaciones de servicio se vio afectada por las nuevas restricciones de movilidad, pero el de Refino siguió en negativo (-24 millones).
El CEO de Cepsa, Philippe Boisseau, ha señalado que 2020 ha sido un año “extremadamente complejo para la industria del petróleo y el gas a nivel mundial”, y que la prioridad “sigue siendo garantizar la seguridad, la salud y la protección de todos nuestros empleados, clientes y proveedores”. Asimismo, ha destacado el esfuerzo por “estabilizar los flujos de caja, reforzando el balance y aumentando la liquidez”. Cepsa ha logrado un flujo de caja operativo de 881 millones y ha cerrado el año con una liquidez de 4.550 millones, después de lanzar el Plan de Contingencia, que tenía un objetivo de ahorro inicial de 500 millones y que ha alcanzado los 527 millones. Sin embargo, la deuda neta ha aumentado, pasando de 2.746 millones a 2.825 millones, con un ratio sobre Ebitda de 2,7 veces, siete décimas superior.
Todo esto sucede al mismo tiempo que el troceo: ha puesto a la venta su división de gas licuado del petróleo (negocio de butano y propano) y su comercializadora residencial de luz y gas. En los próximos meses, la petrolera dará a conocer su nuevo plan estratégico “que marcará un punto de inflexión para Cepsa, dando un giro ‘verde’ nuestras actividades. Estoy muy ilusionado con nuestro nuevo plan estratégico, que establecerá cómo Cepsa abordará las oportunidades que ofrece la transición energética y ampliará sus compromisos medioambientales”, ha afirmado Boisseau. Conviene no olvidar que para su proceso de transición energética se ha llenado de profesionales del ‘viejo petróleo’ y la última incorporación ha sido la de Jens Gobel.