- Y que no tuvo tiempo para hacer el informe.
- La propia JUR certificó que el Popular era solvente dos días antes.
- En cualquier caso, en la Europa de la transparencia, König sigue ocultando información.
- Pues si así empieza la unión bancaria…
La publicación, este viernes, de los
informes de Deloitte acerca de la intervención del Popular ha levantado una gran expectación, tanto en el sector financiero como entre los afectados por la intervención del banco y su venta al Santander por un euro.
Y después de ver el contenido de los papeles, en el sector ha cundido una idea sobre las demás: lo de la JUR con el Popular fue una chapuza monumental.
Para empezar, la encargada de elaborar los informes, Deloitte, asegura que no tuvo acceso a "
cierta información crítica". Además, asegura que "la oportunidad de analizar la información con los directivos, los auditores o los supervisores ha sido limitada".
En otras palabras,
Elke König (
en la imagen) basó su intervención en unos documentos que contenían, en palabras de Deloitte, "una valoración altamente incierta y provisional".
Por otra parte, no se entiende que una 'big four' se preste al juego.
Si no tuvo acceso a esa información y, además, como dice, tuvo sólo 12 días para elaborar los informes en lugar de seis semanas, ¿por qué accedió a realizar el trabajo?
La auditora, incluso, se lava las manos y no se hace responsable de la fiabilidad de una información que puede ser "incorrecta, incompleta o engañosa".
Al margen de las cifras que contienen el informe de valoración contable (
valuation 1) y el de valoración económica (
valuation 2), la propia JUR admite que el Popular era solvente el 5 de junio, dos días antes de su intervención.
Según el organismo que preside la alemana König,
el banco cayó por un problema agudo de liquidez y financiación. Concretamente, según la JUR, no pudo presentar activos para garantizar los nuevos préstamos de emergencia del BCE.
La información publicada este viernes, sin embargo, no es completa ni mucho menos. En la Europa de la transparencia, König sigue ocultando información, no sólo a los ciudadanos, sino a los miles de accionistas y bonistas del banco, que vieron cómo, en pocas horas, lo que valía 1.300 millones de euros en bolsa pasó a valer cero.
Por ejemplo, y al margen de los datos ocultados en los informes de este viernes, la JUR aún no ha hecho público el tercer informe de
Deloitte que establece si los acreedores del banco habrían recibido más dinero si la entidad se hubiese liquidado de forma ordenada.
Y todo esto ocurre al comienzo de la unión bancaria. Es más, uno de los pilares de esa unión es, precisamente, el establecimiento de un mecanismo único de resolución.
Objetivo:
que los contribuyentes no paguen los platos rotos. Que paguen los accionistas. Eso está muy bien, pero que paguen lo que sea justo, no más.
Porque si así es como empieza la unión bancaria, mal vamos.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com