• ¿Cuánto tiempo tiene Saracho para afrontar un futuro Banco Popular independiente sin que le echen encima una fusión?
  • Consejeros obligados a recolocarse, y no sólo los ronistas.
  • Reyes Calderón afronta la acusación del papel jugado por el abogado Antonio Escalona.
  • El Confidencial jugó un papel muy importante en el asalto a Ángel Ron.
  • Expansión de la mano de Borja Prado, también.
  • Por cierto, Antonio del Valle y Helena Reboredo, también en interdicto.

Decíamos ayer que la sucesión en el Banco Popular es, cuando menos, curiosa. Una sucesión en el tiempo tras una refriega en el Consejo. Oiga, cuando es producto de una batalla, la sucesión se hace de inmediato. Aquí no. Aquí Ángel Ron va a cerrar el ejercicio 2016 y sólo entones Emilio Saracho recogerá el testigo. Curioso. Pero, además, se trata una sucesión llena de enigmas y encima retrasmitida en directo, sobre todo por dos medios informativos, Expansión y El Confidencial. De entrada, Reyes Calderón, la consejera coordinadora de independientes, látigo fustigador de Ángel Ron, contrató (el banco contrató) al despacho de abogados Alemany-Escalona-De Fuentes para asesorarlo, tanto en la búsqueda de un Ceo (Larena) como, se supone, en la búsqueda de un nuevo presidente, lo que se encomendó a la firma de cazatalentos Spencer Stuart. Pero sucede que José Antonio Escalona es también el secretario del Consejo de El Confidencial, digital que ha retrasmitido en directo a veces antes de que se enteraran los consejeros qué iba a pasar en el Popular. Y algo parecido puede decirse de Expansión, convenientemente manipulado por Borja Prado que aspira a todo… también aspiraba a hacerse con la Presidencia del Popular. En cuanto a Reyes Calderón, se enfrentó a Aparicio Valls y fue negada por la heredera de los Molins, consejera Ana María Molins, y defendida por Helena Reboredo, la mujer de Prosegur, la misma que mantiene buenas relaciones con el mexicano rebelde, Antonio del Valle, empeñado en acabar con Ángel Ron. En definitiva, hay consejeros que tendrán que recolocarse ante la nueva situación. No sólo los ronistas, sino también los anti-ronistas, empezando por la propia Reyes Calderón. Y no se equivoquen: Ron no cae por estos consejeros opositores. De hecho, el mexicano Antonio del Valle llegó incluso a invocar el nombre Carlos Slim y el Gobierno ni se inmutó: que tenga Slim y no se lo cuente. Emilio Saracho no viene con ninguna hipoteca: los ronistas tendrán que recolocarse; los anti-ronistas también. De hecho, lo importante, el gran enigma sigue siendo el mismo: ¿Por qué el ministro Luis de Guindos (en la imagen) apoyó a Ángel Ron y luego le dejó caer?, ¿por qué hizo lo mismo el gobernador del Banco de España, Luis María Linde? Porque hasta que no le retiran su apoyo, Ron cuenta con el visto bueno de Crédit Mutuel y de Allianz, los dos grandes accionistas dominicales (además de la Sindicatura). Y a partir de ahí, lo que hay que saber es de cuánto tiempo dispone Emilio Saracho para conseguir una inyección de capital y un saneamiento de los activos inmobiliarios. Entre otras cosas, para determinar si el Popular es viable en solitario, que es de lo que se trata, o si el regulador le echará encima la obligación de una fusión, en cuyo caso podría pasar a la historia como Emilio el Breve. Él desde luego, está dispuesto a hacerse valer. De banca de inversión lo sabe todo, de banca doméstica no tanto pero nadie deja la Vicepresidencia de Morgan para que se lo pongan difícil nada más llegar. De seguro, Saracho va a luchar por consolidarse. Talento no le falta, pero el reto no es fácil. Y el enigma sigue siendo el mismo: ¿Por qué a Luis de Guindos cambió de parecer y dejó caer a Ron? ¿Sólo por el derrumbe bursátil? Bueno, eso ha mejorado, ciertamente, pero insistimos: los bajistas no han reducido su participación en el Popular: ¡la han aumentado! Eulogio López eulogio@hispanidad.com