- Busca fondos que aporten hasta 4.000 millones de euros.
- Es decir, que los institucionales podrían hacerse con cerca del 40% de la entidad.
- La Sindicatura, Allianz, Mutuel y Antonio del Valle tendrán que aportar dinero o perderán hasta la camisa.
- Aunque espera conseguir unos 2.000 millones de euros en ventas de activos. Y podrían ser más.
- Dicho de otra forma, entre vender las joyas de la abuela y pedir un préstamo, Saracho ha optado por lo segundo. Creo que es un error.
- Mientras, el mexicano Del Valle apuesta por una fusión. Esto es, por la desaparición del Popu.
- Paco Sancha dirige una pieza básica: Nita.
- Y el BCE continúa fastidiando al Popular, representante de la banca socialmente más fructífera.
El nuevo presidente del Banco Popular,
Emilio Saracho ya lo dijo en la
Junta General de Accionistas del día 10. El Banco Central Europeo (
BCE) penaliza a la entidad cada 1 de enero, al exigirle una extra de capital por el pecado de dedicarse a la banca socialmente más fructífera y menos especulativa: la de las familias y las pymes. En concreto, Saracho cifra el
sobrecoste de capital en 1.000 millones de euros. Luego pedirán a la banca que ofrezca más créditos para invertir.
En cualquier caso, Saracho busca ahora una ampliación de capital destinada a
inversores institucionales. Ni que decir tiene que no habrá derecho de suscripción preferente y que los actuales accionistas del núcleo duro deberán aportar más capital o diluirse hasta casi desaparecer.
Hablamos de la
Sindicatura (9% del capital), de
Allianz y de
Credit Mutuel (entre el 4 y el 5% cada uno) y del mexicano
Antonio Del Valle, que oficialmente posee un 4% del capital aunque en la práctica nadie sepa cuánto tiene.
Todos ellos se van a diluir. Las cuentas son éstas. El problema del Popular es una
cartera inmobiliaria de 35.000 millones de euros, de los que los tóxicos pueden ser 15.000 millones de euros. Ahora mismo, su cobertura es del 46%, frente a una media del sector del 50%. En esto es en lo que repara el mercado, lo que no significa que deba ser una mirada inteligente.
Ese desfase representa más de 6.000 millones de euros en cifras redondas. Todo virtual, porque de dotaciones hablamos, pero estas son las reglas por las que se rige el mercado.
Saracho busca hasta 4.000 millones de euros porque espera conseguir 2.000 millones de las ventas de
WiZink (tarjetas del Citi y Barclays) y de la venta de la filial norteamericana
Total. En principio, de hecho, no se entenderían ni el Banco Pastor ni las filiales de México y Portugal.
Esta es la cuestión, que muchos se oponen a una ampliación de capital que deje al Popu en manos de los
fondos cuando podrían venderse más activos, pero Saracho considera que así se estaría desguazando el Popular.
En cualquier caso, los actuales propietarios cualificados se van a quedar sin nada y al
Consejo del Popular no le va a conocer, en palabras del insigne estadista Alfonso Guerra, "ni la madre que lo parió".
El problema es que ahora mismo el Popular vale en
bolsa 2.500 millones de euros, precio de ganga, aunque sus recursos propios son de 14.000 millones de euros. Y eso significa que los fondos buitre -una reiteración, sin duda- pueden hacerse con el Popular a precio de saldo.
Incógnita, digo, la del mexicano Antonio del Valle, un hombre adinerado, siempre pegado al Nuevo Orden Mundial (
NOM), amigo del
recientemente fallecido Rockefeller y muy peligroso. ¿Cuánto capital posee del Valle del Popular? Algunos elevan esa cifra hasta el cuádruple de su participación oficial del 4%. No directamente, por supuestos, pero lo cierto es que del Valle podría estar esperando un pelotazo tras una fusión o venta a un tercero.
Saracho repite que no, que necesita capital pero no vender el banco. Incluso
se niega a vender todo lo que podría vender. Esta opción resulta ilógica para la vieja Guardia. En cualquier caso, lo que está claro es que el gran perdedor será la Sindicatura, las viejas familias del Popular (
Valls, Solís, Molins, Gancedo, Nigorra), que habrán perdido hasta la camisa y el corazón del que llegó a ser el banco más rentable del mundo.
Por cierto, atentos a la variante
NITA, la división, que no sociedad, a cuyo frente se ha situado el incombustible
Francisco Sancha, veteranísimo del Popu. Desde su despacho en el Paseo de Recoletos, Sancha va a liderar el aparato de recuperación de morosos inmobiliarios y de venta de activos inmobiliarios adjudicados.
Si Paco Sancha hace bien su cometido es probablemente que la sopa de cifras antedicha puede cambiar.
En cualquier caso, el peligro de caer en manos de fondos es que los fondos no producen nada: están para comprar y vender. Por eso, Saracho no logra hacerse creer cuando asegura que la venta o fusión es la última opción.
Dicho de otra forma, entre vender las joyas de la abuela y pedir un préstamo, Saracho ha optado por lo segundo. Creo que es un error.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com