El sector bancario se divide actualmente en dos equipos: los que anhelan fusiones y los que, por el contrario, se oponen a ellas. En el primer grupo, además del Banco de España y del BCE, están los bancos de inversión, siempre atentos a las necesidades del sector y que cobran suculentas comisiones como mediadores en operaciones corporativas.
Unión de Bancos Suizos (UBS) es uno de ellos, y Javier Oficialdegui su responsable de banca de inversión, encargado, entre otras cosas, de asesorar en operaciones corporativas.
“Habrá más fusiones en España hasta dejar 3 o 4 grandes bancos”, ha afirmado en una entrevista publicada este lunes en Expansión. Por cierto, como adelantó Hispanidad, Oficialdegui disipó todas las dudas de los consejeros del Popular acerca de la ampliación de 2016. Tan seguro estaba del éxito, que UBS se comprometió a asegurar el cien por cien de la emisión.
A Oficialdegui le interesa que haya fusiones y a Josep Oliu que se produzca una en concreto: la del Sabadell con el BBVA. El problema es que dos no se fusionan si uno no quiere, y Carlos Torres no ha dado ninguna señal de estar por la labor.
Todos los demás forman el segundo grupo. Grandes, medianas… y también las pequeñas entidades, prefieren seguir en solitario antes que fusionarse. Éstas últimas con más motivo, si cabe, porque van bien y no comulgan con la primera norma del BCE: banco grande, ande o no ande.
La Caja Rural de Zamora es más rentable, más solvente y, como gusta decir ahora, más sostenible que los bancos sistémicos. La entidad que dirige Cipriano García aumentó el beneficio un 25% en 2019, hasta 25,1 millones de euros, registró una morosidad del 3%, una solvencia del 16,8%, muy superior a la exigida por el Banco de España y, lo más sobresaliente, una eficiencia del 44,1%, una de las mejores del sistema financiero español.
¿Fusiones bancarias? No gracias.