Entre tanta polvareda se nos perdió don Beltrán. A todo esto, ¿qué se puede decir de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) 2018, aparte de que han sido aprobados con los votos del chantaje, los cinco diputados del PNV?
Dejando a un lado la política, ciertamente, que en este caso es importante, dado que ha abierto el ‘procés’ vasco. Algo que adelantó Hispanidad y ahora otros varios han caído en la cuenta.
El portavoz socialista de Presupuestos, Pedro Saura, lo explicó muy bien: Europa ya pide un ajuste de 7.500 millones de euros, porque resulta que los presupuestos son muy rumbosos. Muchos gastos para satisfacer a todos, sobe todo al PNV, y ahora resulta que podemos quedarnos en situación de déficit excesivo.
Rajoy no se atreve con la medida más urgente: retrasar la edad de jubilación
Son cuentas que no abordan ni el gasto público ni la duda, lo que nos habla de nuevos ingresos de corte finalista o especializado: impuestos digitales etc. En España ya se pagan muchos impuestos. Se trata de bajarlos. Estos presupuestos forzarán a subirlos.
Más: el dúo Rajoy-Montoro no se ha atrevido a afrontar la medida más urgente de todas: retrasar la edad de jubilación. Complicado, en un parlamento donde reina la demagogia, especialmente la demagogia ofertada por Podemos, pero imprescindible. Señores: el Estado está quebrado porque España ha envejecido. ¿Se enteran?
Apenas toca la más importante: incentivar la natalidad
Y nos ha engañado con la noticia más importante: la de rejuvenecer España. Sí aumentan las ayudas a la familia pero no los 100 euros por hijo y, sobre todo y ante todo, que aquí está el engaño, que esa ayuda, muy inferior a la media europea, es sólo hasta los 3 años, cuando en los países de nuestro entorno las ayudas por hijo son hasta que abandonan el hogar paterno, de 18 para arriba.
Así que los PGE 2018 son un conjunto de concesiones que no bastan para cumplir las obligaciones de déficit fiscal con Europa. Así que estamos abocados o a más impuestos o a más recortes. Esperemos que sea lo segundo.