Este martes, se ha celebrado la primera subasta de renovables de la ‘era Ribera’, en la que Capital Energy (620 megavatios), X-Elio (300 MW), Iberdrola (250 MW) y Naturgy (235 MW) se han colocado como las principales adjudicatarias entre más de una treintena. Sin embargo, su repercusión informativa se ha visto diluida por una noticia de mayor calado en el sector energético (la oferta de IFM por el 22,689% de Naturgy) y tampoco se ha mencionado en el Consejo de Ministros ni siquiera por parte de la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, en su primera intervención dentro de la comparecencia ante el Congreso.
Conviene destacar que se han subastado 3.000 MW (1.000 de energía fotovoltaica, otros 1.000 de eólica terrestre y el resto sin restricción tecnológica) y que no se hacía ninguna subasta desde julio de 2017, cuando se subastaron 5.000 MW. En este periodo en que no se han celebrado se ha alimentado la burbuja especulativa de renovables en nuestro país… que no para de crecer. Además, la ola de frío que ha provocado hace unas semanas la borrasca Filomena ha vuelto a demostrar que los paneles solares y los grandes molinos de viento no bastan para garantizar el suministro eléctrico: lo han hecho la energía nuclear y el gas, principalmente.
La ola de frío que ha provocado hace unas semanas la borrasca Filomena ha vuelto a demostrar que los paneles solares y los grandes molinos de viento no bastan para garantizar el suministro eléctrico: lo han hecho la nuclear y el gas, principalmente
Capital Energy es una importante promotora de energías renovables fundada en 2002, que prepara su salida a bolsa y tiene una cartera de 30 gigavatios (GW) en proyectos eólicos y fotovoltaicos. Su dueño en Jesús Martín Buezas, exyerno de Florentino Pérez (¡Oh capitán, mi capitán!), presidente de ACS y del Real Madrid, porque estuvo casado con María Ángeles Pérez, y también es nieto del fundador de la empresa de autobuses La Sepulvedana, Roque Martín Benito. Capital Energy se ha hecho con 620 MW eólicos en la subasta de este martes, según ha podido conocer Europa Press, le sigue X-Elio (propiedad al 50% de dos fondos -el estadounidense KKR y el canadiense Brookfield- desde principios de 2019, cuando se la compraron a los hermanos Riberas), con 300 MW.
Elawan Energy (empresa dedicada a la energía eólica y de la que los hermanos Riberas han vendido el 80% al grupo japonés Orix, que se ha hecho con) se ha llevado 280 MW (175 solares y 105 eólicos), e Iberdrola 243 MW solares, mientras que en el caso de Naturgy la cifra ha sido de 235 MW (repartidos en 38 MW eólicos y 197 MW fotovoltaicos). En la energética que tiene como presidente y CEO a Francisco Reynés, la adjudicación pone en valor su cartera de proyectos renovables y está alineada con sus objetivos de crecimiento, pues los nuevos 235 MW se suman a los más de 300 MW que aprobó a finales de 2020 y que están en fase de inicio de construcción, pues la apuesta por las renovables se ha convertido en su principal vector de crecimiento en su apuesta por la transición energética.
Entre el resto de adjudicatarias, se encuentran, entre otras: Solaria, que se ha llevado 180 MW solares, y EDP Renovables (EDPR), la filial ‘verde’ de la energética lusa EDP -que controla el 82,6% de su capital y tiene como primer accionista a la eléctrica China Three Gorges, dueña del 19,03%-, que se ha hecho con más de 150 MW, la mayoría fotovoltaicos. A estas se suman, por ejemplo: Greenalia (130 MW eólicos), Ignis (125 MW fotovoltaicos), Acciona (100 MW fotovoltaicos), Engie (85 MW), Endesa (50 MW fotovoltaicos), la surcoreana Hanwha (86 MW fotovoltaicos), Akuo Renovables (81 MW solares), Enerfín (filial eólica de Elecnor que se ha llevado 40 MW) o Lightsource BP -filial de la petrolera británica que acaba de protagoniza una operación en España y que se ha hecho con 5 MW fotovoltaicos).
Mientras que Repsol no se ha adjudicado ningún megavatio, pese a ser su estreno, porque la puja se ha alejado de su regla de oro de rentabilidad. Pero no ha sido la única: Forestalia también se ha ido con las manos vacías.