- El expresidente tachaba esta palabra de sus discursos y no hizo ningún cambio en la ley. Es más, fue en la línea opuesta: aprobó la comercialización de la píldora del día después en las farmacias españolas.
- Por su parte, el actual número uno del Gobierno no quiere que le mencionen para nada el tema y olvida que derogar la 'ley Aído' era una promesa electoral.
- El Instituto de Política Familiar da las elevadas cifras del drama: desde 1985 España acumula 1.914.446 abortos, superior a la población conjunta de Navarra, La Rioja y Cantabria.
- Mientras, el ministro de Justicia sólo se preocupa de un pequeño aspecto y señala el "compromiso de reformar la actual legislación" para que las menores no puedan abortar sin el consentimiento paterno.
- Catalá debería tener en cuenta que en 2013, los abortos en menores de 20 años sólo representaron un 12% (12.771) del total, es decir, uno de cada diez. Por ello, la acción del Gobierno es insuficiente.
Si hay algo de lo que no se puede dudar es de la cobardía que muestra la derecha española, principalmente el PP, en relación al tema del aborto. Un drama en el que no muestran una postura firme, convincente e inamovible, por lo que no se puede decir que sean un partido que se caracterice precisamente por defender la vida.
El primer dirigente en mostrar esta falta de valentía ante el aborto fue el expresidente José María Aznar. Concretamente tachaba la palabra aborto de los discursos que le escribía su asesor personal Benigno Blanco -actual presidente de la asociación provida Foro de la Familia-, que fue dos veces secretario de Estado -primero de Aguas y más tarde de Infraestructuras- en los gobiernos de Aznar.
Pero no sólo eso, sino que durante los ocho años que el político madrileño ocupó La Moncloa no hizo ningún cambio en la ley del aborto vigente, es decir, la de 1985. Es más, fue en la línea opuesta, ya que aprobó la comercialización de la abortiva píldora del día después (PDD) en las farmacias españolas en el año 2001, la cual fue vista por la Conferencia Episcopal Española como "una nueva amenaza contra la vida".
Por su parte, el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es aún mucho más cobarde que su antecesor 'popular' y no quiere que le mencionen para nada el tema. Como saben retiró su reforma del aborto impulsada por Alberto Ruiz-Gallardón, a quien el fracaso por la falta de consenso incluso entre sus compañeros del PP le costó el cargo como ministro de Justicia. Además ha olvidado que derogar la ley del aborto vigente -la socialista 'ley Aído'- era una promesa electoral e incumplirla puede tener graves consecuencias en lo que a votos se refiere.
Paralelamente, el Instituto de Política Familiar (IPF) ha vuelto a poner sobre la mesa las elevadas cifras que supone el drama del aborto con su informe 'El Aborto en España 1985-2013'. En concreto, desde 1985 nuestro país acumula 1.914.446 abortos, una cuantía que es superior a la población conjunta de Navarra, La Rioja y Cantabria.
Una trágica cifra de la que tanto PSOE como PP son responsables. Con los gobiernos socialistas se aprobaron dos leyes de la materia y se perpetraron 1.182.227 abortos, mientras que con los ejecutivos 'populares' no se hicieron cambios normativos y se cometieron 732.219. De esta última cifra, más de 221.000 (años 2012 y 2013) se han perpetrado desde que Rajoy llegó a La Moncloa, sin contar los del año pasado. Sólo en 2013, la cifra fue de 108.690 abortos -el 90% porque les dio la gana-, con los que España se colocó en el tercer escalón del podio de la Unión Europea, por detrás de Francia y Reino Unido, y muy lejos de Polonia (752).
Se debe poner de relieve que el aborto destruye capital humano y que su aumento en los últimos 20 años no ha hecho otra cosa que no dejar que nacieran en España casi dos millones de niños. En concreto entre los años 1993 y 2013, este drama ha tenido un crecimiento espectacular del 140%. El aborto es por lo tanto, "una de las causas claras del descenso de la natalidad española", ha explicado Eduardo Hertfelder, presidente del IPF. Es más, sin aborto tendríamos una tasa de fecundidad del 1,7 en lugar del actual 1,27. Pero todo ello implica un problema real: el envejecimiento de la población, pues España envejece sin remedio y sin relevo generacional, además de la inversión de la pirámide generacional.
Las elevadas cifras del IPF "hablan de miles de tragedias personales, familiares y sociales ante las que no es legítimo seguir pasivo", ha insistido Hertfelder. Es decir, un cambio radical y una necesaria apuesta decidida por la familia y la vida. Por ello, señalan algunas propuestas, entre ellas: derogar la actual ley del aborto -y eliminar el supuesto "riesgo psicológico de la madre"-, elaborar un Libro Blanco sobre la Natalidad en España y un Plan Nacional sobre Natalidad e implementarlo o la inclusión expresa del aborto como violencia contra la mujer y el niño en periodo prenatal.
Mientras tanto, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, sólo se preocupa de un pequeño aspecto y ha señalado, en una entrevista en la Cadena Ser, el "compromiso de reformar la actual legislación" para que las menores no puedan abortar sin el consentimiento paterno. Pero el ministro debería tener en cuenta que en 2013, los abortos en menores de 20 años sólo representaron un 12% (12.771) del total, es decir, uno de cada diez. Según cuenta La Vanguardia, parece que el Gobierno ha encontrado la fórmula legal para hacer su arreglo, pero no debería conformarse sino hacer mucho más, pues así lo prometió aunque lo haya olvidado.
Cristina Martín