8 de marzo. Se organiza en Madrid una huelga por el Día de la Mujer. Martha Isabel Gutiérrez y Pablo Andrés Marín acuden con una pancarta en la que se lee “La feminidad salvará la humanidad”, que capta la atención de las feministas que no tardan en arremeter contra ellos.
Con argumentos como que la huelga está organizada por sindicatos feministas y griteríos como “Ese cartel no me representa”, intentan de mala manera que Pablo retire la pancarta. Pronto la situación escala y las feministas terminan por destrozarla.
Este se suma a otros tantos episodios violentos del 8-M. Un día en el que ha quedado claro que la feminidad (cualidad perteneciente o relativa a la mujer) es un concepto que ataca al feminismo, ese movimiento que se ha vuelto tan crítico como tolerante.
Por cierto, amanecía esta mañana la catedral de Santiago de Compostela con pintadas contra la Iglesia, los borbones y Vox. Romper una pancarta es fácil, borrar la tinta de la fachada del tempo igual cuesta un poco más... pero al feminismo todo se le perdona, ¿comprenden?