Un energúmeno dispara en una galería de tiros contra paneles con las caras de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y otros políticos. A renglón seguido, Presidencia del Gobierno emite un comunicado y da orden de investigar el asunto por si hay delito de odio. Lo contrario al odio es el amor, y ya se sabe que el vicepresidente Iglesias es, sobre todo, un amador.
El vicepresidente segundo tiene alma de indio navajo, aquellos que se consideraban más fuentes cuanto más peligroso era su enemigo. No sólo le encanta hacerse la víctima sino exagerar el ataque, por lo que ha resumido la imagen como amenazas de muerte que, naturalmente, no le van a detener en su profundo y muy necesario afán reformista.
De paso ha aprovechado para hablar de grupo de extrema derecha intentando señalar a Vox aunque sin citarlo.
Se trata de terminar con los mitos de la democracia española y de convertir al comunismo en una doctrina democrática
Es la nueva técnica de Moncloa. Por una parte, se decreta una alerta antifascista con la que una vez más, Pedro y Pablo siendo verdugos se convierten en víctimas. Por otra parte al PP se le vuelve a sumar en la corrupción, con la transmisión de un nuevo juicio contra el expresidente valenciano Francisco Camps por un caso nuevo: la Gürtel. Un caso troceado hasta el limite pues de ese modo, su utilización política contra la derechona corrupta puede alargarse durante lustros.
Más. Iglesias ha lanzado su avalancha contra el Rey y contra Felipe González. En ambos casos con el aplauso de Sánchez. Contra el Rey en la cara de su padre, Juan Carlos I, hasta conseguir convertir al hombre que trajo la democracia a España en un ser inmundo, maestro de todas las corrupciones.
Pero ojo, el objetivo no es Juan Carlos I, sino Felipe VI. Es decir, la monarquía. Sánchez se ha comportado aquí con la mayor de las hipocresías: permite que su coaligado de Gobierno presente un petición para investigar al monarca y luego vota en contra, al tiempo que anima a su principal sicario, la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, a investigar el contrato del ave para incriminar al monarca.
Al tiempo, Sánchez permitió que el miércoles en la sesión del Congreso, podemitas y proetarras enfangaran el nombre de su propio compañero de partido, Felipe González. Sánchez no soporta las crítica a su Gobierno frentepopulista del antiguo líder socialista y también le ha pasado por la trituradora. Él y su segunda, Carmen Calvo, miraron hacia otro lado e indirectamente aplaudieron a los proetarras cuando acusaban a González de asesino.
Todo eso y… conquistar Madrid
Se trata de terminar con los mitos de la democracia española y de convertir al comunismo en una doctrina democrática y a Vox en ultra violentos que cualquier día se pueden dar al asesinato. Por contra, los proetarras son la reserva democrática de España y el comunismo bolivariano de Podemos la esencia de la democracia.
Todo eso y… conquistar Madrid. Porque la cacería contra Isabel Díaz Ayuso para arrebatarle Madrid a la derecha no termina, con el apoyo de los termitas del Ciudadanos. Por cierto, Iglesias calla ahora ante las caricias a sus enemigos jurados de Ciudadanos: ¿Comprenden?
No es Galicia el bastión contra el Frente Popular de los Picapiedra: es Madrid, una pieza electoral mucho más codiciada.