- La multinacional de Atlanta, en su guerra al azúcar, parece dispuesta a todo… incluso a aflojar el bolsillo.
- Preocupan las cifras: el beneficio neto se desplomó (-60%) en el segundo trimestre.
- Y también el impuesto al azúcar, que está en auge: cada vez se impone en más países.
- Todo ello bajo el mando de James Quincey, que adorna la golosa oferta como una apuesta por la innovación.
¡Qué mal está
Coca-Cola! Eso es lo primero que se nos viene a la cabeza al ver su última ocurrencia: quiere conseguir
nuevos edulcorantes naturales a toda costa y paor ello ofrece
un millón de dólares (casi 838.000 euros) al científico que los descubra.
La multinacional de Atlanta, en su
guerra al azúcar, parece dispuesta a todo… incluso a aflojar el bolsillo. Claro que el millón de dólares es una
migaja entre los números del gigante de refrescos y su salida no supondrá ningún agujero.
Pero, paralelamente, en Atlanta, bajo el mando de
James Quincey (
en la imagen) desde el pasado mayo -quien ya ha tenido meses para
lucirse reduciendo plantilla-, preocupan las últimas cifras económicas presentadas:
el beneficio neto se desplomó un 60% y los ingresos siguieron a la baja (-16%) en el
segundo trimestre. Una situación muy distinta a la que atraviesa la
'megaembotelladora' europea,
el gran chollo de Sol Daurella, y se hace necesario recuperar la
chispa.
Por si esto no fuera suficiente, también está el tema del
impuesto al azúcar, que está en auge, pues cada vez se va imponiendo en más países. Algo que se debe a que el consumidor está cada vez más obsesionado por la salud y ahora prefiere bebidas que tengan menos o
zero azúcar.
Claro que Coca-Cola ha adornado la ocurrencia de la golosa oferta como una apuesta por la
innovación (algo con lo que está
comprometida, aunque no tuvo reparos en destrozar una de sus plantas más innovadoras -la de
Fuenlabrada (Madrid)- para reconvertirla en un centro logístico con poco trabajo efectivo). Según el comunicado, busca atraer la innovación al terreno de los edulcorantes y así cumplir su estrategia de
reducir el uso de azúcares. Un desafío que está ligado a "nuestra apuesta por ir siempre más allá para seguir creando ese sabor que le gusta a la gente pero con menos azúcar", según el jefe de innovación de la 'marca de la felicidad',
Robert Long.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com