El portavoz de cultura de VOX en el Ayuntamiento de Madrid, que responde al nombre de Fernando Martínez Vidal, ha tenido la ocurrencia de proponer que se eliminen las referencias latinas al franquismo en el madrileño Arco de la Victoria de la Ciudad Universitaria de la capital, lo que por este lance le convierte en un alumno aventajado del ministro de Franco, Solís Ruiz, que ha pasado a la historia por enemigo declarado de esa lengua clásica.
Pero el grupo de VOX en el Ayuntamiento de Madrid ha dado un paso más y ha pedido que se redefina ese Arco de la Victoria, para que desaparezca toda referencia al franquismo y que se convierta en un "un Arco del Triunfo en homenaje a las victorias de los ejércitos españoles en toda su historia". Así es que a los militares que hayan perdido batallas o que murieron en las batallas perdidas por España, que les vayan dando, que estos de VOX sólo aceptan triunfadores.
Y se creerán originales y modernos los concejales de VOX de Madrid. Sucedió en 1965 que en la Diputación Foral de Navarra surgió un debate entre los siete diputados que gobernaban en el Viejo Reino a costa del Monumento pamplonica dedicado a los Caídos en la Guerra Civil. Un edificio que, en su fachada, tenía un gran letrero en el que se podía leer “Navarra, a sus muertos en La Cruzada”.
Era presidente de la Diputación de Navarra el gran Félix Huarte, un empresario que los últimos años de su vida quiso entregarlos a su tierra y se metió en política para mejorar Navarra. Y para poder manejarse en ese terrero que él desconocía, buscó la ayuda de un hombre, Miguel Javier Urmeneta, que había luchado en la División Azul de donde regresó con sus entorchados de oficial. Pero lo que lo desconocía Huarte era que el bueno de Urmeneta tenía piel de camaleón, tanto que en sus últimos años aproximó su postura política al radicalismo vasco.
Así es que ya en 1965 Urmeneta fue mutando y organizó una conspiración para borrar las huellas del pasado y aparecer de moderno, para lo que aprovechó la polvareda que él mismo había levantado con otros para acabar con el Monumento de los Caídos en Pamplona. Urmeneta, fino como la piel de la serpiente, puso en contra de Félix Huarte a todos los diputados y consiguió que le firmaran una propuesta suya para cambiar las cosas, eso sí con suavidad, nada de cambios bruscos y radicales. Esto era lo que decía la propuesta de Urmeneta: “Bastará con cambiar la dedicación de manera que diga: Navarra a sus muertos en Las Cruzadas”. Pues lo mismos los de Vox en Madrid: “El Arco de Triunfo a los militares muertos en las batallas…, pero sólo en las ganadas”.
Javier Paredes
Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá