Han pasado ya 16 días desde que el fondo australiano IFM lanzara su oferta por el 22,689% de Naturgy, que es la noticia más relevante en el panorama energético español en lo que va de año. Pero conviene recordar la cronología de este hecho, pues puede ayudar mucho a entenderlo mejor.
El martes 26 de enero, a las 08:09 horas, se publicó en la CNMV un hecho relevante de Naturgy donde se recogía el anuncio de la OPA de IFM y cuyo número de registro es 688. Junto a la oferta del fondo australiano se señalaba que Rioja (sociedad controlada por CVC y Corporación Financiera Alba -brazo inversor de los March-) y el fondo estadounidense Global Infraestructure Partners (GIP), que son dueños del 20,72% y del 20,64% de Naturgy, respectivamente, “se han obligado con el Oferente, de conformidad con las cartas descritas en el apartado 12 siguiente, a no aceptar la Oferta”. Dichas cartas se incluyen en el anexo de este hecho relevante (ver documento adjunto) en inglés y son muy similares en fondo y forma.
Todo esto empieza a despertar sospechas, porque IFM pertenece al tipo de fondos que invierte en una empresa y quiere controlar al gestor… aunque, por ahora, diga que no hay “concertación” con CVC y GIP.
La respuesta oficial de Naturgy llegó en un segundo hecho relevante, publicado a las 10:11 horas, con número de registro 6.788, donde hablaba de “oferta voluntaria y no solicitada”. Asimismo, afirmaba que “el Consejo de Administración de Naturgy se pronunciará cuando lo considere oportuno y, en cualquier caso, cuando sea legalmente preceptivo” y que “mientras tanto, la compañía continuará operando sus negocios en el mejor interés de sus accionistas, teniendo en cuenta los condicionantes derivados del proceso de oferta”. De hecho, ya ha tenido que retrasar la presentación de la actualización de su plan estratégico, que iba a tener lugar este mes.
Ahora mismo, si algo no desea Criteria, es que Naturgy salga de Bolsa
Hace unos días, concretamente el 5 de febrero a las 13:19 horas, la CNMV publicó un hecho relevante en el que IFM solicitaba la autorización de su “oferta pública voluntaria parcial”, cuyo número de registro es 7.104. Y como el fondo australiano parece que no da puntada sin hilo, apuntaba que ni Australia ni Luxemburgo se oponían a la operación. Por supuesto que no.
Hasta aquí los hechos. El asunto es que Naturgy tiene el deber de neutralidad, aunque no así el primer accionista, Criteria, que tiene la propiedad de la Caixa y del 24,8% de la eléctrica. Sin embargo, como aquella expelía olor a concertación, y dado que Criteria ya no es un grupo de industrial sino una sociedad de cartera, la sospecha era que tanto Criteria como el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, apoyaban la operación.
Pues no es así. El muñidor de la OPA es Javier de Jaime, cabeza visible de uno de los dos fondos que participan en el Consejo de Naturgy con la porción antedicha (CVC). Los norteamericanos de GIP también apoyaron con entusiasmo la participación, y Reynés se enteró de la noticia después que ellos, cuatro días antes de la jornada de autos y tuvo a bien preguntar a sus socios, en la sesión del Consejo de Administración, si podían otorgar veracidad al hecho y, de paso, si podían especificarle los pormenores.
La sospecha inicial de que el presidente de Naturgy era el verdadero artífice de la operación IFM tiene su lógica: Reynés es, antes que nada, un financiero, que domina los mercados como nadie. No fueron pocos los que aseguraron a Hispanidad que, en efecto, aquello llevaba la firma de Reynés.
No es así. Es más, es posible que, dentro de unos años, a Reynés le hubiera dado un par de vueltas a la sugerencia, cuando la compañía esté donde él quiere que esté. A fin de cuentas, fue nombrado por Criteria y la sociedad de Caixa está atravesando la metamorfosis aludida: mejor 50 empresas al 3% que 3 empresas al 50%. Y es que está última ha apostado por el modelo ‘endowment’.
Ahora bien, si algo no le conviene a Reynés es que Naturgy salga de bolsa o encontrarse con un valor sin apenas circulación. Y eso es lo que ocurrirá si IFM se sale con la suya.
Luego está el permiso del Gobierno, que en principio no ha mirado con buenos ojos -menos mal- que una empresa estratégica española quede en manos de un fondo australiano, otro con sede en Luxemburgo y un tercero nacido en Texas. Más que por su origen, que también, por tratarse de fondos.
No, a Criteria no le gusta la operación, a Reynés tampoco, pero su opinión no es la única que interesa. Hablamos de una presunta concertación de 62% del capital. Cuidado.