- España entra en el gobierno del mercadeo… salvo en los dogmas económicos.
- Que no tienen por qué acertar con la solución.
- Los cuatro partidos son igualmente progres. Sólo se diferencian en las formas.
Se le escapó a la salida del Consejo de Ministros al portavoz del Gobierno y titular de Educación,
Íñigo Méndez de Vigo: "Ciudadanos queda muy lejos de Podemos". Con ello,
expresaba la tónica dominante en Moncloa, con un Mariano Rajoy convencido de que no hay que temer a Ciudadanos y de que
Albert Rivera juega de farol. No romperá el pacto porque se arriesga a acabar como
Rosa Díez.
A lo mejor se equivoca.
Rivera sólo tiene una virtud: la osadía. Y, sobre todo,
los cuatro partidos son iguales. Los cuatro no creen en nada salvo en el muy democrático principio de ganar a cualquier precio. Le diferencian las formas, ciertamente, pero los cuatro son cristófobos, los cuatro son progres, los cuatro son esclavos de la tendencia dominante en Europa en materia económica (que sigue consistiendo en mucho Estado del bienestar y sociedad del malestar),
los cuatro son antinatalistas, feministas y homosexualistas.
Y si no un Rajoy cada día más crecido está incluso dispuesto a llegar a las
elecciones generales.
Sin embargo, según fuentes de C's, una coalición
PSOE-Podemos-Ciudadanos es posible. Los tres son muy progresistas y
la única política económica posible la marca Bruselas (no es la única pero así se nos hace tragar). Son, de hecho, dogmas económicos que no han dado buenos resultados pero ahí están.
En cualquier caso, España ha entrado en terreno de mercadeo, de mercadeo de principios porque los políticos españoles
han degenerado tanto que negocian con los principios pero jamás con los sillones.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com