La escasez mundial de semiconductores ha supuesto otro palo en la rueda para el sector del automóvil español, que ya vive una aguda crisis por la pandemia del coronavirus (menos ventas, producción y exportación) y también una crisis de confianza. Un escenario ante el que los fabricantes están tomando medidas: Renault ha sido el último en hacerlo, anunciando un nuevo ERTE para 9.000 empleados de sus fábricas de Valladolid -la carrocería y montaje, y la de motores- y de Palencia, uno de los más elevados.
Recuerden que tras el parón de la producción durante las primeras semanas de confinamiento en la primavera del año pasado, se adoptaron distintos ERTE por fuerza mayor en empresas de muchos sectores y que dada la lenta recuperación, las distintas olas de Covid-19 y las restricciones, se ha pasado a los ERTE por causas productivas. Una medida que tiene el objetivo de proteger empleos y que se han ido prorrogando por el Gobierno, que ya ha avanzado que irán más allá del 31 de mayo.
Conviene destacar que el grupo automovilístico francés emplea a más de 11.000 personas en España y que el último ERTE anunciado para las tres plantas situadas en Valladolid y Palencia, se suma al que ya hay en la fábrica de cajas de cambio de Sevilla, que afecta a sus 1.300 trabajadores. Pero Renault no es el único que ha optado por esta medida: Stellantis (grupo nacido de la fusión entre PSA y FCA) ha anunciado un ERTE de 3.749 empleados en la planta de Vigo, donde trabajan más de 7.000 personas, y ha cancelado algunos días ciertos turnos en la de Zaragoza; Seat ha convocado otro ERTE que afectará a un máximo de 11.802 empleados en los días de parón en sus fábricas de Martorell (20) y de El Prat (30); Volkswagen también ha optado por la medida en Navarra; y Ford además de un ERTE ha lanzado un ERE para 630 empleados.