Renfe ha logrado su segundo año de beneficios consecutivo, con el mandato de dos presidentes (Isaías Táboas sustituyó a Juan Alfaro a finales de junio, tras el cambio de Gobierno). Pero el canon que paga a Adif por el uso de las vías, las estaciones y otras instalaciones ferroviarias persiste en ser su espada de Damocles: se ha disparado un 33%, hasta los 1.228 millones de euros.
El operador ferroviario ha ganado 111,4 millones, lo que supone un 59% más que en 2017, gracias al aumento de viajeros y a los menores gastos financieros. De hecho, ya ha recuperado las cifras precrisis en pasajeros, superando los 507 millones, de los que 474 millones correspondieron a Cercanías y Media Distancia (considerados como servicio público y en los que Renfe mantendrá el monopolio diez años más) y 33,6 millones a AVE y Larga Distancia (servicios comerciales que serán liberalizados en diciembre de 2020).
Recupera cifras precrisis de pasajeros (507 millones), la mayoría viaja en servicio público: Cercanías y regionales
Renfe ha tenido un Ebitda de 523 millones (+6,94%). Mientras, los ingresos han ascendido a 3.979 millones (+11,2%) por el aumento de la venta de billetes, aunque esta partida también incluye la subvención de 1.150 millones que recibe del Estado por la explotación de Cercanías y regionales. Eso sí, la división de mercancías no logra aumentar su facturación, que ha bajado hasta los 207 millones (-5,4%).
Por su parte, los gastos de explotación se han situado en 3.455 millones, lo que supone un 11,86% más que hace un año. ¿El motivo? Fundamentalmente, el elevado canon que se ha pagado a Adif.