• La multinacional española está más protegida que otras petroleras, mucho más expuestas al negocio de extracción de crudo.
  • El refino pasa de villano a héroe, por la tendencia a la baja de los precios del barril, para salvar las cuentas de las 'grandes'.
  • La oferta de oro negro es enorme, pero los grandes productores no dejan de bombear, y la demanda de menguar, también por China.
  • ¿Puede bajar a 20 dólares? Lo hará si las petroleras americanas no logran colocar en el mercado sus excedentes.
Mucha oferta y menos demanda. Eso es lo que explica la caída del precio del barril de petróleo, un noticia siempre buena para las economías con gran dependencia de los hidrocarburos, como España, y para el bolsillo de los ciudadanos, que lo notan en los recibos y al llenar el depósito, y una noticia mala para las compañías de un sector que se mueve con las fluctuaciones de precios de esa materia prima. No busquen más razones. Otra cosa es hasta dónde pueda bajar y qué implicaciones tiene. Las petroleras están hechas a las previsiones que auguran una prolongada tendencia bajista en los precios, a pesar de que la demanda puede aumentar precisamente por lo barato que está el oro negro. A Repsol, por ejemplo, le afecta el petróleo barato, sobre todo por lo que pagó para comprar la canadiense Talisman. Ahora bien, es igualmente cierto que Repsol está también más protegida que otras petroleras por la diversificación de su negocio y los elevados márgenes de refino. En otras palabras, Repsol no depende tanto como otras compañías de la extracción de crudo (upstream) y sí del refino del petróleo y el procesamiento del gas natural y la comercialización posterior (downstream). Gracias a ello salvó los resultados en el primer semestre. En la imagen, una de las plantas auxiliares para realizar el proceso de refino, en Cartagena. La situación, ahora mismo, es que los países productores siguen bombeando, al margen de la demanda, y lo hacen para no perder cuota de mercado. Es el caso de Arabia Saudí, primer productor mundial, y del resto de la OPEP. Tampoco lo están haciendo otros países fuera de ese cártel, como Rusia, a eso se añade que Irak e Irán empiezan competir también para colocar sus barriles en el mercado, y en el último caso irá a mucho más cuando se levanten las sanciones tras el acuerdo nuclear. Paralelamente, como decía, la demanda se debilita, fundamentalmente por la desaceleración de la economía china y de otros países emergentes. La pregunta que todos se hacen, en buena lógica, es ¿cuánto puede bajar el barril? Los analistas de Goldman Sachs aventuraron el viernes que el West Texas, referencia en Estados Unidos, puede hacerlo hasta los 20 dólares por el exceso de producción y para acabar con los excedentes. Ahora está en 45 dólares. Las razones de esa previsión son las expuestas por el desajuste actual entre la oferta y la demanda. Para ese año, según esos analistas de Goldman, el barril podría bajar a 38 dólares, a 45 dólares en 2016 y hasta la mitad en próximos. Seguirá, por tanto, la tendencia del último año, en el que los precios se han reducido un 50%. Pero podría bajar hasta los 20 dólares, que es el precio de producción del barril en EEUU. Y es el precio al que podrían tener que vender las petroleras americanas si no pueden colocar sus excedentes a un precio superior. Segúnh Goldman, "el mercado petrolero tiene un exceso de producción aún mayor de lo que esperábamos". En el horizonte también pesa otra duda: la actitud de Estados Unidos. La Agencia Internacional de Energía (AIE) calculaba el viernes que la producción de crudo de esquisto en ese país podría caer en torno a 400.000 barriles al día en 2016. El gran beneficiado podría ser Arabia, que no ha dejado de bombear, a pesar de la caída de precios, precisamente para no perder cuota de mercado o recuperarla cuando esos precios ya no sean rentablse para países como EEUU. A esos precios, en efecto, a la industria americana no le compensa, lo cual desanima para invertir en nuevos yacimientos. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com