"Los hombres armados entraron en el campo y empezaron a disparar a corta distancia. Con este tipo de comportamiento, ¿cómo podemos seguir creyendo en la cohesión social? La población está cansada de estos repetidos ataques", dijo un desplazado de la ciudad de Ippy, en la República Centroafricana, a propósito de un reciente ataque contra la parroquia católica local, por parte de un grupo armado, recoge Fides.
Según la información obtenida por los mismos habitantes, la orden de atacar el lugar de los desplazados provino del comandante de la UPC (Unité pour la Paix en Centrafrique) -una escisión de los terroristas yihadistas de Seleka-, de la ciudad de Ippy, un tal Moussa Abakar. El ataque fue confirmado por mons. Richard Appora Ngalanibé, obispo de Bambari. La UPC es el mismo grupo que, el pasado 15 de noviembre, masacró a 60 personas desplazadas en el campo bajo la administración de la Iglesia católica en Alindao.
Vladimir Monteiro, portavoz de MINUSCA (Misión de la ONU en el país), señaló que el ataque causado por un enfrentamiento entre los hombres anti-balaka y los hombres del UPC generó pánico en las instalaciones de las personas desplazadas. Según una nota enviada a la Agencia Fides por la Plataforma de Confesiones Religiosas por la Paz en República Centroafricana, la explicación del portavoz de la ONU no es convincente y lleva a preguntarse si con esta versión de los hechos no se pretende minimizar la gravedad del episodio. Especialmente, porque el asalto a la parroquia de Ippy se produjo después de los recientes ataques a campos de desplazados en Alindao y Batangafo.
El ataque al sitio de desplazados de Ippy no sólo traumatizó a las familias que estaban allí, sino que también destruyó todo el trabajo de concienciación por la paz"
"¿Se pueden explicar los repetidos ataques a los lugares que acogen a refugiados en las parroquias católicas como simples enfrentamientos entre la UPC y los anti-balaka? Tal argumento, sin fundamento alguno, no es más que una coartada que sirve a los grupos armados para destruir la convivencia civil con el fin de saquear, robar y devastar la propiedad de personas inocentes", cuestiona la Plataforma para las Confesiones Religiosas.
"El ataque al sitio de desplazados de Ippy no sólo traumatizó a las familias que estaban allí, sino que también destruyó todo el trabajo de concienciación por la paz que muchas organizaciones, incluyendo la plataforma de denominaciones religiosas, han realizado en esta parte del país", concluye la nota.