- Si la justicia europea reconoce la retroactividad en las cláusulas suelo, tendría un impacto de cerca de 1.000 millones.
- Gana menos, al igual que Santander y Caixabank: los rumores de fusiones se ven ahora como avisos sobre la situación real del sector en España.
- Echar la culpa a los tipos de cambio de la caída del beneficio son justificaciones pueriles de cara a mantener la imagen de solidez financiera.
- Los retos del BBVA ahora son: la integración de Catalunya Banc, Unoe (banco digital) y del banco Depositario.
- La digitalización le cuesta ya casi 1.000 millones anuales, pero ¡ojo! porque a FG se le podría pasar la fiebre tecnológica a base de pérdidas.
Después de
la "sorpresa" del pasado miércoles con la bajada de beneficios del Santander, en teoría debida a los tipos de cambio, este jueves nos viene la primera confirmación de una más que probable tendencia en los resultados de las entidades financieras con presencia importante en mercados internacionales, que se estarían viendo afectados por estas diferencias en las diferentes
divisas respecto al euro.
Así
BBVA en el primer trimestre de 2016 ha presentado un resultado neto de 976 millones de euros, que en términos contables, representa un 53,8% menos que en el mismo periodo de 2015. Esta es la "cruda" realidad matemática y a partir de aquí podemos empezar a hacer los análisis especulativos que la entidad quiera para justificar estos números, que
a la vista del segundo "tropezón" del día con un
Caixabank con unos resultados de un 27,2% inferiores a 2015, parece que esto ya apunta a una clara tendencia de las
dificultades que continúan pasando nuestras entidades financieras y que
se han ido maquillando durante este tiempo con operaciones extraordinarias. Parece que cuando en estos últimos meses se ha estado hablando de
fusiones para mantener la competitividad, no ha sido de forma gratuita ya que a la vista de estas cifras ahora parecen avisos sobre la situación real del sector en España.
Volviendo a BBVA, es cierto que el margen de intereses se ha mantenido creciendo un 13,3%, gracias principalmente al crecimiento de las comisiones ( 7,8%), pero el impacto ya comentado de los tipos de cambio, el resultado de operaciones financieras (-53,9%) y la ausencia de operaciones corporativas (eufemismo de resultados
extraordinarios) que en el pasado ejercicio recogían la venta parcial de la participación en el banco chino CNCB, han acabado mostrando una cuenta de resultados que al final parece estar reflejando la situación real de la entidad presidida por
Francisco González. Como el miércoles comentaba con el Santander, conviene no olvidar que las diferencias en los tipos de cambio forman parte de los riesgos de este negocio y afectan lo mismo en la cuenta de resultados, cuando son a favor que cuando son en contra, por lo que utilizarlos en un solo sentido parecen justificaciones pueriles de cara a mantener la imagen de solidez financiera.
Los resultados de BBVA en
España no son mejores de los consolidados, ya que se han alcanzado 234 millones de beneficio, que son un 23,6% inferiores a los de 2015, y tampoco los de la
Unidad Inmobiliaria que, a pesar de haber registrado pérdidas por 113 millones, un 26,5% inferiores a las del pasado ejercicio, mantiene una exposición de 24.198 millones con una provisión de 12.266 millones que representa el 50,7%.
Todas las áreas exteriores de negocios han presentado resultados inferiores a los del 2015, incluyendo a
Turquía en términos homogéneos.
La
morosidad del grupo se ha situado en este trimestre en el 5,3%, término ligeramente inferior al del 2015, mientras que la cifra en España es del 6,4%.
Los retos del BBVA para este ejercicio son importantes, el principal la integración de
Catalunya Banc, Unoe (banco digital) y del banco Depositario. La de Catalunya Banc probablemente se hará manteniendo el mismo nombre comercial en Cataluña para aprovechar el tirón de la marca. También probablemente habrá de superar el peligro de la retroactividad de la devolución de las
cláusulas suelo después que los tribunales dictasen sentencia en contra de ellas, esta retroactividad podría suponerle a BBVA cerca de 1.000 millones.
Por último no me resisto a comentar las recientes declaraciones del Ceo,
Torres Vila, una
gran metedura de pata digital y sideral, sobre la posibilidad de que a largo plazo se cerrasen dos tercios de las cerca de 3.800 oficinas de la entidad, en base a la continua modernización de los procesos digitales y tecnológicos que está siguiendo BBVA, a los que la entidad está destinando casi 1.000 millones anuales, que van a parar a la adquisición de nuevas firmas Fintech o a la modernización de procesos. Todo para lograr prescindir de puntos físicos de venta (oficinas). Veremos cuánto dura este consejero cuando a FG se le pase la fiebre tecnológica a base de pérdidas.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com