La máxima romana de que la mujer del César además de ser honrada debe parecerlo es una máxima que, aplicada al negocio bancario, se muestra como esencial: nadie confiaría sus ahorros o la gestión de sus negocios a nadie que se encontrase inmerso en un sumario judicial turbio. Pues esto es lo que le está ocurriendo al BBVA, entidad dirigida por Carlos Torres (no sabemos por cuánto tiempo más), con el ‘caso Villarejo’, que hace ya un tiempo les estalló en las manos y se cobró la primera pieza mayor en la cabeza de Francisco González (más conocido como FG), donde el banco está imputado como persona jurídica.
Si malo es que un banco se vea día sí, día también en las páginas de juzgados en los diarios, peor es que en las páginas económicas se presente un resultado como el obtenido al cierre del ejercicio 2019 con las excusas de siempre. Pero el resultado final es el de la última línea de la cuenta de resultados y es el que cuenta, tanto para bien como para mal.
Esta introducción es para poner en valor que el BBVA ha presentado un resultado de 3.512 millones de euros (M€), que resulta un 35% inferior al de 2018, que fue de 1.888M€ superior, y que incluía una plusvalía de 633M€ por la venta de su filial chilena. Esta es la noticia y ahora vemos los matices del porqué de estas cifras.
Como hemos visto en las entidades que ya han presentado cuentas (Bankinter, Banco Santander, Bankia, Banco Sabadell, Caixabank), el margen de intereses ha sido de 18.202M€, creciendo un 3,5% respecto al ejercicio anterior al verse impulsado por los resultados obtenidos en EEUU y Suramérica, ya que el margen en España es ligeramente inferior al de 2018. El margen bruto también ha aumentado un 3,3% hasta los 24.542M€, donde casi en el mismo porcentaje lo han hecho las comisiones netas (+3,2%), que empiezan a reflejar la desaceleración de políticas anteriores de “todo gratis”. Destacar especialmente el crecimiento de los resultados de operaciones financieras, hasta los 1.383M€ (+13,1%) gracias a los resultados en España y Turquía, así como los -77M€ de otras cargas de explotación debido a los ajustes por la hiperinflación de Argentina y las aportaciones al fondo único de resolución europeo (FUR) y al Fondo de garantía de depósitos (FGD).
Los gastos de explotación han ascendido a 11.902M€, lo que supone un crecimiento interanual del 1,7%, cifra por debajo de la inflación registrada en gran parte de los países donde opera la entidad, destacando la reducción de costes en España de 82M€. El margen neto ha aumentado un 4,9% hasta los 12.638M€. El ratio de eficiencia se sitúa en el 48,5% mientras que en 2018 fue del 49,3%.
BBVA seguirá en la lista de posibles fusiones a no ser que el próximo mes de marzo en el investor day, sus planes no sean concretos y creíbles
Hasta aquí los resultados pueden enmarcarse en un ejercicio con un resultado aceptable, a pesar de que, como vimos en el tercer trimestre, los negocios en Suramérica salvaron el margen neto, en este prácticamente ha pasado lo mismo. La cruz de la cuenta de resultados de este ejercicio viene con los colores de barras y estrellas, ya que BBVA ha destinado a deterioro de activos financieros 4.151M€, un 4% más que en 2018 por provisiones en EEUU, el crecimiento de fallidos en crédito consumo en Argentina y Perú, mientras que las provisiones en España se redujeron en un 43,6% respecto al pasado ejercicio. 617M€ (+65,3%) se han destinado a deterioros principalmente en Turquía y Argentina y por fin, en otros resultados, -1.473M€, que recogen casi en su totalidad el deterioro registrado del Fondo de Comercio en EEUU, siendo este el principal motivo de la bajada del resultado obtenido.
El ratio de morosidad es del 3,8%, un 0,1% inferior a 2018, pero crece en países como Argentina, EEUU y principalmente, en Turquía, riesgos de las apuestas por una diversificación geográfica, que a veces también salva la cuenta de resultados.
Los dos ratios de rentabilidad, evidentemente se ven afectados y el ROE pasa del 10,2% en 2018 al 9,9%, y el ROTE del 12,4% al 11,9%.
Mejoran los ratios de capital con un CET1 Fully loaded del 11,74%, mientras que en 2018 se situaba en 11,34%.
Parece que los resultados a pesar del hincapié que hace la entidad en destacar que su bajada corresponde a problemas extraordinarios y que el resultado operativo es el mejor desde el año 2009, el mercado no le corresponde y a la hora de cierre del artículo la cotización pierde un 0,23%.
Creo que BBVA seguirá en la lista de posibles fusiones a no ser que el próximo mes de marzo en el investor day, sus planes no sean concretos y creíbles.