- El negocio típico crece con fuerza, especialmente los fondos.
- Al fondo, el drama del sector: no sabemos qué hacer con la banca.
- Los políticos ya sólo aman a los banqueros para que les financien el déficit público. Y claro…
¿Hay demasiados bancos o hay poco negocio? ¿O por el contrario hay que trocear los "
too big to fail" para limitar el riesgo sistémico y defender los intereses de los inversores o ciudadanos? Impulsar la Ley Glass-Steagal o por el
contrario fusionar entidades son un parte de un debate que refleja la
verdadera situación de las entidades de crédito: no sabemos qué hacer con ellas. Son entidades de especial interés en la actividad económica, canalizan el ahorro y
amplían los efectos de la política monetaria, pero son, asimismo, unos seres incómodos. Demasiado poder concentrado en quienes realmente manejan los cuartos, en unas entidades que, por ejemplo,
financian el déficit público. Y este es, quizá, el único motivo real por el que siguen manteniendo un idilio permanente con los poderes políticos. Alguien tiene que financiar los desmanes del
gasto político, alguien tiene que tener a mano el poder económico.
En este orden de cosas los resultados recientes de
Banco Popular o
Liberbank apoyan la idea de que algo hay que hacer con estas entidades con
balances contaminados.
La progresiva incapacidad de
generar ingresos ordinarios o la limitada posibilidad de atraer patrimonios que gestionar fuera de balance resulta un 'handicap' importante para estas entidades que
contrasta con la evolución de otros bancos.
Abanca presume en el mes de marzo de un notable incremento de los ingresos recurrentes, sobre la base de un largo proceso de digitalización y reducción de la morosidad, asumiendo que el reto en el tiempo es competir con las tecnológicas,
con Google o con Amazon, a la par que gestionar patrimonios.
De esta manera,
en el primer trimestre de 2017 el resultado neto se eleva a 153 millones de euros, con un incremento espectacular de más del 98%, duplicando los resultados del mismo periodo del ejercicio anterior. Y en ello mucho tiene que decir su capacidad de gestión, por mucho que, ciertamente, el entorno de crecimiento económico tenga que decir.
A lo largo del primer
trimestre del año el margen de intereses ha quedado fijado en 111,2 millones de euros, un incremento del 14,2%,
consecuencia de una mejora del margen comercial y del ahorro de costes de las emisiones mayoristas. La gestión de patrimonios fuera de balance y la agresiva gestión comercial en comisiones eleva las mismas hasta los 39,1 millones de euros.
La evolución de los ingresos por prestación de servicios se sustenta en el adecuado apoyo del desempeño de fondos y seguros, en un entorno de crecimiento bursátil
y de la inversión que sin duda supone un punto de apoyo imprescindible a su
cuenta de resultados.
A pesar del incremento importante de la actividad de la entidad financiera los gastos de explotación se mantienen estables gracias a las inversiones en tecnología y digitalización, tal y como hemos comentado previamente. A lo largo del trimestre se han registrado más de 900 millones de transacciones de clientes,
un 29% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior, transacciones en las que mucho tienen que decir las operaciones a través de dispositivos móviles.
Desde el terreno de las inversiones se ha registrado a lo largo del periodo significativos incrementos del crédito y de los recursos captados -un aumento del 4,4% anual hasta alcanzar los 32.810 millones de euros-, especialmente de autónomos y pymes, destacando el hecho de que un 65% del nuevo crédito se ha dirigido a este segmento de actividad. Especialmente interesante resulta el hecho de que
la captación de activos fuera de balance aumenta en un 22,9%, con un dinamismo especialmente interesante en fondos de inversión, generando riqueza para el cliente y, sobre todo,
comisiones para la entidad. Las suscripciones netas del periodo se han elevado un 7,6% hasta los 467 millones más. En el ámbito del seguro las primas de nueva producción aumentan un 33,7%, sobresaliendo las correspondientes a
ramos de empresa y vida riesgo.
La morosidad mantiene un comportamiento adecuado, con tasas del 6,5%, posicionando a la entidad entre las mejores del sector en calidad de su cartera, lo que denota la pulcritud de su balance. Además, la estructura de capital de la entidad evidencia su
solvencia patrimonial con un CET1 del 14,1%,
con una holgura de menos 1.791 millones sobre los requisitos del regulador.
La duda, en este punto, es si realmente sobran entidades, si la solución es fusionar, crecer hasta no poder caer, o mejor dividir, porque
el que divide vencerá. De momento, lo importante es sobrevivir, pero con salud. Lo que es cierto, y volvemos al tema de las provisiones,
Abanca reconoce la existencia de un riesgo fuera de balance por demandas judiciales de 304 millones, basándose en su optimismo en el resultado final. Ni tan siquiera
pasivos contingentes que sean conscientes de las demandas de los antiguos accionistas del banco intentando anular las compraventas de acciones del banco.
Veremos si tienen más suerte que Bankia.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com