- Al banco de Jaime Botín, cada día le cuesta más generar ingresos.
- Y cada día es menos banco. Sobre todo, por el peso de los seguros.
- Preocupante: cae el margen de explotación.
- En un año se habrá diluido el efecto Portugal.
A priori, al ver los
resultados de Bankinter publicados en el día de hoy jueves, uno puede llevarse una sorpresa de lo bien que lo hacen los gestores de
Línea Directa. Si en algo han funcionado bien hasta la fecha es en diagnosticar que la situación actual de expansión de la masa monetaria (QE) y de
bajos tipos de interés sólo se puede afrontar con
medidas a largo plazo, con un cambio de actividad. Crecer,
a través de inversiones en Portugal y un fondo de comercio negativo de 130 millones en el proceso, ayuda a maquillar las cuentas, pero es una evidencia que, ante bajas rentabilidades, o creces o te encoges, a lo
Benjamin Button. Si no,
te quedas en el banco… y los bancos ya no son lo que eran.
Ciertamente, su cuenta de resultados obtiene un beneficio de neto consolidado de 400 millones de euros,
y un beneficio antes de impuestos de 547,8 superior a los datos estimados por los analistas, pero su contenido es reflejo de las dificultades que tiene para generar ingresos. Además,
el peso de los costes operativos sólo se salva por una recuperación de los deterioros de activo, variable que depende más del entorno económico
que de las bondades de su actividad. Las dotaciones han caído un 13% y la morosidad cae a cifras del 4,19%, 16 puntos básicos por debajo del dato de hace doce meses.
En la parte superior de la cuenta de resultados, el margen de intereses aumenta un 4,4%
si no tomamos en consideración el nuevo negocio portugués integrado, aumento que sólo puede quedar justificado por un aumento de la cartera de crédito y centrarse en
negocios más rentables. Si metemos el negocio de
Barclays el crecimiento es del 10%. En concreto, el crédito se ve incrementado en el 16%, una cantidad respetable, crecimiento que al quedar sólo centrado en el orgánico
aumenta sólo un 6%. Buena noticia, en cualquier caso, pues se consigue manteniendo la
cartera de clientes, con una reducción de su rendimiento, pero con una
acompasada reducción de los costes de los recursos aplicados. Las bondades de Dragui tenían que mostrarse en alguna parte. El margen bruto aumenta un 5,9% respecto al año anterior, un 1,3% si se excluye Portugal.
Sin duda, la buena evolución proviene de hecho de que
el banco cada vez es menos banco. En concreto, el negocio asegurador funciona, aportando 234 millones de euros a los ingresos, a través de
Línea Directa. Las comisiones, aquellas generadas por la banca en la sombra y en la gestión de patrimonios,
aumenta sólo en un 2%, que se salva por la aportación del negocio portugués. Ni tan siquiera la posibilidad de vender productos
salva su cuenta de resultados.
Si a lo anterior le sumamos el comportamiento de los costes, con un crecimiento del 14%, el resultado de explotación del negocio cae un 1,9%.
Le echa la culpa al negocio portugués, pero no debe olvidar que ayudan algo otros puntos de la cuenta de resultados. Veremos el próximo año cuando no tenga el efecto de la compra
y la pasión portuguesa se diluya. También a proyectos tecnológicos, imaginamos que, para competir con
Amazon o Google, sus verdaderos competidores en el corto plazo, el proceso de digitalización del negocio resulta imprescindible.
En cualquier caso, rentable es.
Un ROE del 13,2% no está mal, pero podríamos pensar que
no se trata de un banco si no fuera por el hecho de que al anunciar sus resultados nos habla de una
ratio de capital CET1 fully loaded del 11,5%, diez puntos superior a los datos de hace un año.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com