• Lo preocupante: ingresos estancados con gastos crecientes.
  • Pero debemos achacarlo a una crisis temporal de crecimiento.
  • Emitir bonos corporativos al 0,05% es muy bueno para Enagás... y muy peligroso para el mundo.
En la nueva ronda de resultados intermedios (primer semestre), empezar con los resultados de Enagás resulta de especial interés. El sector energético es un sector estratégico, tanto a nivel sintomatológico de la economía nacional como a nivel geopolítico. Todo ello derivado de las tensiones internacionales por el control y suministro de energía, así como de la fijación de precios en un sector fundamental. Si bien es cierto que, con el tiempo, la dependencia y correlación de la economía con el consumo de energía se ha roto, síntoma leve de que el fin de la Edad del Petróleo no terminará con el fin de los combustibles sólidos, sino con un cambio tecnológico, a corto plazo sigue siendo un referente de la evolución de nuestra economía. Por mucho que en Europa quieran definitivamente suicidarse con intentos grotescos de sanción a España y Portugal por su irreverente déficit, sólo al nivel de los alcanzados por Francia y Alemania en otras épocas, algo parece evolucionar en nuestro país, si bien todavía no sabemos en qué dirección. De momento, Enagás revela una evolución positiva en su cuenta de resultados, dado que, a lo largo del primer semestre, experimenta un leve crecimiento del 0,5% de su beneficio neto respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, hasta los 214,2 millones de euros. Por su parte, el resultado de explotación antes de amortizaciones refleja una caída del 4,1% atribuido por la entidad a la subida experimentada de los gastos operativos del 10,8%, entre los que destaca el aumento de los gastos de personal por mayor contratación o debido a la mayor actividad internacional. En este orden de cosas, los ingresos operativos mantienen un cierto estancamiento, con una leve caída del 0,4% hasta los 606,5 millones, derivado de una caída de la demanda de gas natural en el mercado nacional del 1,3%, a consecuencia de un incremento de la actividad en el sector hidráulico. No obstante, la demanda industrial, un verdadero síntoma de salud, se ve incrementada en un 2%. Por lo que respecta al balance, el control de las inversiones, algo previsto en su plan estratégico, se ve reflejado igualmente en una reducción de su apalancamiento, en la medida que el endeudamiento neto de 4.041,2 millones de euros resulta inferior a las cifras del año anterior de 4.237 millones al cierre de 2015. El menor coste asociado a la deuda en la actualidad es la buena noticia adicional en el marco de la financiación del grupo. Emitir bonos con un cupón anual pírrico del 1,375% a un año es una evidencia del caos que tenemos en la deuda pública y corporativa, que no refleja ni el coste real del dinero y del riesgo ni una adecuada gestión de la política monetaria por los "heterodoxos" alemanes, que hacen las leyes y las reglas a su antojo. Ahora bien, si en Alemania llevan años financiando a sus empresas a coste cero y exportando pobreza al resto de Europa por su excesivo superávit porque no lo vamos a aprovechar aquí. El hecho de que el BCE se dedique a comprar deuda corporativa es una buena noticia, algo que debemos aprovechar en la fase de crecimiento para desapalancarnos de la manera más ágil posible. Sorprendente, no obstante, es contar con emisiones de deuda corporativa con cotización en negativo o próximas a ello, tal y como es el caso de Enagás, con rendimientos próximos al 0,05%. Bien desde un punto de vista práctico, una locura desde el terreno teórico, dado que una crisis de deuda podría ser brutal y definitivo para cargarnos el quejicoso proyecto europeo. El Brexit será una broma si esto explota. Y sí, ciertamente he hablado más de economía que de los resultados de Enagás, pero a veces alguien tiene que buscar un confesionario adecuado para desahogar la presión prevacacional. Hay muchas cuestiones que requieren una reflexión sobre el entorno en que se mueven las empresas y que al fin y al cabo es donde se genera empleo y riqueza. Sin Gobierno -ni en España ni en Europa-, sin norte, porque no sabemos hacia dónde va el proyecto europeo y la economía, con Trump, con Brexit, con o sin sanciones, suficiente resulta escuchar noticias de la evolución de la cuenta de resultados de las empresas, que sin ser apabullantes en su contenido resultan incluso muy agradables. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com