Este miércoles, con una puntualidad inusual, Endesa ha presentado en la CNMV los resultados del ejercicio 2020. La compañía dirigida por José Bogas lo hace en un contexto económico, sanitario y societario, que muy probablemente, como a muchas de las compañías del sector, les ha pillado con el paso cambiado, pero en especial en Endesa concurren unas circunstancias que marcan su devenir en los próximos ejercicios, en los que además de los cambios propios del sector en cuanto al modelo energético, va a tener que gestionar, y de hecho ya lo está sufriendo, los propios de su modelo de gestión empresarial. No hay que olvidar que el 70% del accionariado está controlado por la energética italiana ENEL.
Como hemos visto a lo largo del pasado ejercicio y el presente, Endesa es una de las compañías con una capacidad instalada neta con energías más contaminantes y anticuadas, donde las energías renovables supusieron un 31,7% en 2019 y 35,9% en 2020. Por el contrario, en 2019, el 54,1% de su capacidad era de combustibles derivados del petróleo y el resto de producción nuclear. A la vista de estos datos parece claro el esfuerzo que deberá realizar en los próximos ejercicios.
Los ingresos se sitúan en 17.579 millones (-12,8%), con un descenso de las ventas del 13,6%. Por su parte, las compras de energía caen un 26% y el consumo de combustibles, un 38,2%
Por lo que se refiere puramente a los resultados, conviene indicar previamente que la diferencia comparativa entre 2019 y 2020 viene marcada por la cifra extraordinaria de 3.453 millones de euros (M€) en amortizaciones y pérdidas por deterioros registrados en 2019. Una vez hecho este aviso, el resultado neto atribuido del ejercicio ha sido de 1.394M€, 1.293M€ superior al de 2019.
El resultado de la actividad se ha visto obviamente afectado por la situación sanitaria, que ha afectado en el consumo energético, principalmente el industrial, por lo que los ingresos, que se han situado en 17.579M€, han tenido un descenso del 12,8%, siendo el de las ventas de un -13,6%, mientras la partida de otros ingresos ha subido un 3,9%. Los aprovisionamientos han sido de 11.573M€, un 18,8% inferiores a los de 2019, lo que es una confirmación de la ralentización de la economía. Las compras de energía con un descenso del 26% y el consumo de combustibles (-38,2%) son las dos partidas principales en cuanto a suministros se refiere. Aún en este contexto, el margen de contribución ha sido de 6.006M€, lo que ha supuesto un crecimiento de 100M€ respecto al ejercicio precedente, un 1,7% más en términos porcentuales.
Los costes han vuelto a ser un cuchillo en las cuentas: las nuevas provisiones por reestructuraciones de plantilla suponen más de 640 millones y elevan la partida de costes de personal un 12,2%
Los costes han vuelto a ser un cuchillo en la cuenta de resultados, ya que, a pesar de la firma del V convenio colectivo que liberó 515M€ de provisiones por el suministro eléctrico gratuito a los empleados, se han realizado nuevas provisiones por reestructuraciones de plantilla por más de 640M€, que suponen que la partida de costes de personal crezca un 12,2% respecto a 2019. Los gastos de explotación suben también un 1%, con unos costes extraordinarios por Covid-19 de unos 25M€. El Ebitda se sitúa en 3.783M€, al descender en 58M€ respecto a 2019 (-1,5%).
La partida de amortizaciones y perdidas por deterioro ha sido de 1.897M€, 1.556M€ inferior a 2019. Recordemos que entonces registró aproximadamente 1.900M€ por deterioros (en el presente ejercicio han sido de 325M€), la mayor parte correspondientes a centrales térmicas de carbón, por lo que el resultado de explotación, que ha sido de 1.886M€, tiene una difícil comparación con el ejercicio anterior.
Los deterioros han pasado de 1.900 millones en 2019 a 325 millones en 2020, la mayoría por las centrales térmicas de carbón
La siguiente partida de la cuenta de resultados de la compañía, el resultado financiero, ha sido siempre un punto de especial atención, ya que la controvertida política de la compañía en la “acelerada” distribución de dividendos para que su matriz italiana, ENEL, recupere de forma rápida su inversión, llega al último ejercicio en el que distribuirá el 100% del resultado neto. Esta política ha generado el incremento constante de la deuda financiera, que durante este ejercicio ha crecido en 702M€, hasta llegar a una deuda bruta de 7.309M€ al cierre de 2020, un 10,6% superior a la de 2019, con una liquidez de 4.493M€, de los que 4.090M€ son disponibles en líneas de crédito, y de las que 1.285M€ han sido firmadas en el ejercicio. El nivel de apalancamiento de la compañía llega ya al 92,4%, con un crecimiento en el ejercicio del 11,1% respecto a 2019.
Con estas cifras y en un entorno mudable, con 230M€ de flujos de efectivo netos en actividades de explotación y 358M€ menos en inversiones netas, se han dado el lujo de distribuir 1.562M€ en dividendos del ejercicio 2019, en que el resultado contable fue de 180M€. Todo esto mientras presentan un fondo de maniobra de -2.321M€ al cierre del ejercicio.
Como verán más de lo mismo, eso sí, si cumplen el compromiso de su plan, este 2021 la distribución será del 80% del beneficio neto ordinario. Sin embargo, otra vez supondrá mayor nivel de deuda, pues como hemos ido viendo, Endesa se ha demostrado incapaz de generar estos flujos de efectivo necesarios para pagarlos.
Paralelamente, en la conferencia con analistas, Bogas ha advertido que el boom de salidas a bolsa de compañías o divisiones de renovable puede suponer “una burbuja”, con un objetivo de “extraer valor a corto plazo”, algo con lo que “no está de acuerdo, pero respeta”. Burbuja especulativa que no deja de crecer y a la que Hispanidad ha aludido en varias ocasiones. El CEO de Endesa también ha referido que la primera subasta de la ‘era Ribera’ tuvo un precio medio de 25 euros por megavatio hora y así “las rentabilidades serían muy justas”. Además, aunque la energética ha perdido un 2% de clientes en el mercado libre en 2020, por la crisis y la entrada en el negocio de nuevos jugadores, como las petroleras, “no vamos a entrar en guerras de precios”.