• Muy apañada la italiana, que aumenta el dividendo un 30% con un Ebitda que crece al 12,9%.
  • Cumple pero a costa de apalancar el negocio: la deuda crece un 14%, hasta 4.938 millones.
  • Y como caen los ingresos (un 7%, 18.979 millones) toca reducir costes, pero en la participada, no en Enel.
  • Endesa se congratula del aumento de la demanda eléctrica, pero cae por la eficiencia del consumidor.

La italiana Enel, el accionista de control de Endesa, reconoce una caída de ingresos del 6,7%, hasta los 70.600 millones de euros, con un Ebitda similar al ejercicio anterior (15.300 millones). Sin embargo, para evitar disgustos, cuenta con el papel de su controlada, que con un beneficio derivado de la lluvia -al menos según Rajoy y del dios Indra- de 1.411 millones, que le aportan un 30% más respecto a 2015, con un Ebitda que crece un 12,9%. En noviembre reconocía una esperanza de resultados de 3.400 millones de sus actividades de explotación, dato que ahora queda en 3.432 millones con una política de control de costes. Dada la crisis en el mercado, y que ha mermado en alguna medida sus ingresos (-7%, hasta 18.979 millones), la única manera de arreglar el desaguisado es reducir costes. Y puestos a recortarlo, mejor en la participada que en la empresa del control. Muy apañados estos italianos. Parte de ese recorte viene la reducción de los gastos de personal, un 15,3% menores que en 2015, en unos valores de 1.128 millones de euros. Toda una alegría por el juego de provisiones y la dotación anual por procesos de reestructuración. Salvando lo anterior, consta una mejora del margen de contribución en 2016: aumenta en 171 millones de euros, un 3,1%, hasta 5.652 millones. El Ebit también mejora de manera sustancial: unos 367 millones, un 23% más, hasta 1.965 millones. Se congratula Endesa del aumento del 0,6% de la demanda de energía eléctrica en la Península, tras cuatro años de descensos. No obstante, corregido por los efectos de la laboralidad y temperatura, la demanda se ha reducido en un 0,1%. Todo un indicio de la mayor desvinculación del crecimiento económico y el consumo energético. Dicho sea: se busca eficiencia en el consumo y no es de extrañar por opacidad e ineficiencia del mercado eléctrico nacional. Si las eléctricas no son eficientes, tienen que ser los consumidores los que nos aprieten la factura. Eso sí, han aprobado el pago de un dividendo de 1,333 euros brutos por acción, para un total de 1.411 millones en conjunto que agradará sobremanera a Enel: supone un 30% más respecto al resultado repartido en 2015. Es más, en su plan de negocio hasta 2019, ya revisado en 2016, pretende repartir 6.000 millones, con un mínimo garantizado. Ese compromiso lo hace apalancando el negocio -al menos este año-, con un aumento de la deuda hasta 4.938 millones de euros ( 14%). Refleja un cociente de la deuda financiera neta entre el patrimonio neto del 54,3%, frente al 47,8% del año anterior. También el patrimonio neto refleja un leve incremento, hasta 9.088 millones, por lo que el aumento anterior sólo se entiende por el mayor volumen de deuda -sobre todo corriente- por un valor de 1.144 millones. Más que una sospecha para un político descabezado. En esta línea, cabe sacar a relucir al político viajero, el del coche, y a recorrer "las Españas". Las propuestas de Pedro Sánchez deben estar que arden. Su intención es muy clara: limitar el reparto de dividendos porque lo considera algo obsceno. Eso, o que no tiene acciones de Endesa, o que la puerta giratoria se ha estropeado. Toda una buena noticia para la libertad empresarial y para los inversores institucionales: la medida sólo deja a la especulación la vía de rentabilidad de las inversiones financieras. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com