- Por de pronto, el mercado ya no le cree.
- Hasta ahora se le ha aplaudido su política de recorte de gastos.
- Pero los resultados del primer trimestre han colmado la paciencia del inversor.
- Un secreto a voces: el desterrado Monzón vendía mejor que su sucesor.
- Bajan los ingresos, bajan las ventas, baja la facturación.
- Suben los contratos firmados, levemente, pero eso no acaba de convencer.
- Y ojo, porque el futuro de Abril en Indra depende de un Pallete a quien no ha querido reportar...
- Y de unos futuros ministros de Defensa y de Hacienda por el momento desconocidos.
Los
resultados del primer trimestre de la ingeniería tecnológica Indra dejan mucho que desear. Bajan los ingresos, las ventas, la facturación y el equipo de
Fernando Abril-Martorell (
en la imagen) se aferra a una esperanza de futuro: la de un pipe-line, la última cursilería anglo en gestión y liderazgo. Sube ligeramente pero lo cierto es que
baja la facturación, las ventas, los ingresos, lo midas como lo midas, en moneda local o del mundo mundial.
Un secreto a voces:
Javier Monzón, un poco jetas, sí, pero sabía vender mejor que Abril, el señor de los recortes, que no le vende una estufa a un esquimal. E
Indra es una empresa que debe ser regida por un vendedor.
El mercado tampoco cree a Abril, a pesar de que le ha perdonado sus sucesivos y permanentes recortes y
afloramiento de pérdidas. Pero lo del primer trimestre ha sido la gota que colmaba el vaso. Así que con un selectivo en ascenso
Indra ha retrocedido. Ahora vale en bolsa menos de 1.700 millones de euros.
Así que la Presidencia de
Abril-Martorell puede ser una presidencia breve. Su futuro depende de un Gobierno no formado, si lo prefieren,
de los futuros ministros de Defensa y Hacienda (en cualquier caso, el titular de Defensa,
Pedro Morenés, no estará en el Gabinete).
Además, el cargo de Abril-Martorell también depende del accionista de referencia,
Telefónica, que tiene nuevo presidente,
José María Álvarez Pallete. Pues bien, Abril se ha negado siempre a despachar con Pallete: sólo admitía a Alierta. Quizás ahora considere que fue un error.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com