Desde hace ya mucho tiempo vengo confirmando la percepción de que el negocio asegurador está pasando una larga transición en el desierto que, además de haberse dejado en el camino compañías que, por tamaño o gestión, no han sido capaces de adecuarse a unos márgenes super reducidos marcados por la competencia, ha obligado a las compañías de mayor tamaño a recurrir a extraordinarios para mantener su cuenta de resultados. Y esto ha sido así, quizás porque la globalización ha obligado a asumir riesgos en países poco seguros -valga la redundancia-, donde han centrado su expansión en búsqueda de las llamadas economías emergentes, que han resultado efímeras, bien porque el triángulo primas-competencia- siniestrabilidad ha dejado de ser equilátero, o una suma de todas ellas, unidas a la volatilidad del mercado inmobiliario que históricamente se ha mostrado como el preferido por las compañías para sus coberturas.
En este contexto, que ya dura algunos ejercicios, Mapfre presenta este miércoles sus resultados referidos al ejercicio 2019 y lo hace con un resultado atribuible de 609,2 millones de euros (M€), que supone un 15,2% más que el registrado en 2018. Un resultado que ha maquillado el resultado acumulado del tercer trimestre de este ejercicio, que venía por una senda muy peligrosa con un descenso del 12,5% respecto del resultado de igual periodo en 2018, y trufado de deterioros de fondos de comercio en áreas como Reino Unido, EEUU y Canadá. Pero vamos a ver más en detalle el porqué de la mejora de este resultado que a primera vista parece de nuevo un maquillaje con extraordinarios, y producto de una proporción de participación superior a la del 2018.
En el negocio puramente asegurador, las primas han crecido un 2,2% hasta llegar a los 23.044M€. En el ramo de no vida, el crecimiento es del 2,9% y en el de vida, tan solo de un 0,2%, en el que vida ahorro registra una caída del 29,3%. Por áreas geográficas cabe destacar el crecimiento de Latam Norte un 50,7% por el peso de la póliza de Pemex en México y los descensos de primas en EEUU (3,9%) y Eurasia, un 4%. El resultado bruto del negocio asegurador ha sido de 1.533,7M€, un 8% superior al registrado en 2018, donde destacan los 178M€ obtenidos por plusvalías en inversiones relacionadas con seguros de vida, 68M€ por comisiones de reaseguro y una ligera reducción de gastos de administración. También hay que destacar los 173M€ menos registrados en dotaciones por deterioro de activos.
El resultado antes de impuestos (1.279,2M€) es 51,3M€ inferior al registrado en 2018, lo que viene a confirmar que, por lo menos en lo que se refiere a Mapfre, la percepción sobre al negocio asegurador tiene algún viso de realidad.
Los resultados por áreas geográficas han sido igualmente desalentadores y dado que la proporción de la participación no es comparable, nos fijaremos en los resultados antes de impuestos. Así, en Iberia, con 7,1m€ menos, Brasil, con -11,3M€ y Latam Sur con -16,8M€, son las áreas que lastran el resultado y solo Norteamérica, con +52,8M€ , una vez superada la racha de siniestros naturales de los últimos dos ejercicios, y Latam Norte (+33,8M€) que, como ya me he referido anteriormente, aprovecha el impulso de la póliza mexicana de Pemex, salvan al final la cara de los resultados.
El patrimonio de la compañía crece hasta los 8.854,3M€ debido a la imputación de 1.435,1M€ por el aumento del valor en mercado de la cartera de activos financieros disponibles para la venta.
La solvencia de Mapfre se mantiene en porcentajes saludables (195%). Me gustaría un concepto de solvencia con unos parámetros similares a los bancarios. Al fin y al cabo, los riesgos son similares, pero la Dirección General de Seguros (DGS) no es el Banco de España, y el ratio de endeudamiento es del 22,7%, donde las deudas con entidades de crédito crecen 302,1M€.
Pues como verán, por tormentas, tempestades u otras contingencias, los últimos dos ejercicios Mapfre van dejando un reguero de resultados más que pobres por mucho que se esfuercen en contarnos otras historias disfrazadas de excusas financieramente poco creíbles que, al final, nos llevan a una desconfianza tremenda del inversor en bolsa, por mucho que la cotización de este miércoles se mantenga. Pero del 2,40€ por título no nos hemos movido en los últimos seis meses.