Repsol cierra el año con unas provisiones en activos de 4.849 millones de euros (M€). A esto tenemos que sumarle los 837M€ que ha tenido que provisionar por el litigio con la china Sinopec y su filial británica, Addax, lo que deja un resultado neto acumulado en el año de -3.816M€
Las provisiones de los activos se desprenden del negocio Upstream (operaciones de exploración y producción de las reservas de crudo y gas natural), procedentes en su mayoría de Estados Unidos y Canadá. Todo ello, tras asumir la compañía un escenario más negativo en cuanto a los precios de crudo y gas junto con los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París.
Sin embargo, dejando las provisiones a un lado, la bajada del crudo ha impactado fuertemente en las operaciones de la petrolera. Repsol ha obtenido un resultado de explotación ajustado de 765M€ en el último trimestre de 2019, mientras que un año antes alcanzaba la redonda cifra de 1.300M€, un descenso del 41%. Sin mayores cambios ni mucho detalle en el informe publicado, el resultado neto hubiera sido de 405M€ frente a los 632M€ que experimentó a finales de 2018. Por lo tanto, nos podemos hacer una idea de que la petrolera lo ha pasado mal en el ring de 2019 tras un jab (pinchazo) directo del Brent antes de recibir un gancho de provisiones.
La bajada del crudo ha impactado en las operaciones: el resultado de explotación ajustado fue de 765M€ en el último trimestre, frente a los 1.300M€ de hace un año
Si examinamos cómo se han repartido estos resultados en las dos principales unidades de negocio de Repsol, tenemos que en el cuarto trimestre:
- Por un lado, el Upstream generó 186M€, lo que supone 124M€ menos y un descenso del 40% afectado principalmente por los precios del crudo, cuyo precio medio desciende en torno a un 10%, mayores costes y menor producción.
- Por otro lado, Downstream (refinería, trading, transporte, comercialización y regasificación) ha tenido que afrontar un debilitamiento de márgenes industriales alcanzando la cifra de 369M€, lo que supone un 24% menos amortiguado en parte por Electricidad y Gas. En este sentido, los crudos ligeros como la gasolina y la nafta no fueron capaces de compensar los menores diferenciales de destilados medios y el fuelóleo.
Afortunadamente para los accionistas, las provisiones no suponen una inmediata salida de caja, por lo que, si eliminamos el efecto que tuvieron las desinversiones de 2018, el estado de flujos de efectivo apenas ha variado. Además, como punto positivo, Repsol ha mantenido la promesa de recompra y amortización de acciones del 5%, y el compromiso de alcanzar un beneficio de 1€ por acción este año (con cargo a , como se reflejaba en el Plan estratégico 2018-2020.
Los accionistas, tranquilos, porque los flujos de efectivo apenas han variado... y se mantiene el compromiso de un dividendos de 1 euro por acción
Si el crudo no sube de precio, la petrolera cada vez dependerá más de sus otras inversiones en energías renovables, las cuales alcanzan más de un millón de clientes. Esto se vuelve relevante porque, a pesar de que Repsol dispuso de conexiones de nuevos pozos en EEUU y Canadá, y adquirió el 63% de su socio Equinor en Eagle Ford, activo muy productivo en Texas, no han sido capaces de compensar la bajada del margen producido.
En cuanto a la deuda neta, sin tener en cuenta arrendamientos, ésta aumentó en 791M€ hasta los 4.220M€. Sin embargo, es importante mencionar que los cambios que introduce la normativa NIIF 16 sitúan esta cifra en 8.083M€. Esto se debe a que la NIIF16 obliga a contabilizar muchos contratos de arrendamiento a largo plazo (como contratos de adquisición con financiación de un activo), en tanto que los compromisos adquiridos por el arrendamiento comprometen la caja futura de la compañía.
Imaz (CEO) avanza que prevén un incremento del flujo de caja operativo del 15%, hasta 6.700 millones, clave para la descarbonización y la política de retribución
Todos estos cambios traen mucha volatilidad no solo al balance, sino también a una cuenta de resultados que, debilitada por el crudo, no pinta favorable para este 2020. Pese a todo esto, en la conferencia con analistas, el CEO, Josu Jon Imaz, ha adelantado que prevén un incremento del flujo de caja operativo del 15%, hasta los 6.700 millones, una magnitud clave para su descarbonización y su política de retribución. Además, el Ebitda se estima que se sitúe en 7.800 millones (+8%) y la deuda neta -sin arrendamientos- en 3.500 millones (-16%) este año. Para más detalles habrá que esperar al 5 de mayo: la presentación del nuevo plan estratégico.
Y por cierto, Imaz también se ha referido a Venezuela. Allí, se harán “todos los cambios que sean necesarios” (algo que responde al reciente aviso de EEUU, que ha estrechado su vigilancia sobre las empresas de dicho país), pero la intención es mantener la actividad “sin incrementar” la exposición (a finales de 2019 se recortó hasta los 239 millones de euros) y “el principal objetivo” es garantizar la seguridad de los trabajadores. La producción de Repsol en Venezuela es de unos 50.000 barriles diarios, según ha explicado Imaz.