• Y al final, Brufau se ha visto obligado a recortar el 40%, ojo, del dividendo complementario.
  • Venta de activos, recorte de inversiones, reducción de dividendos, nada basta contra un petróleo en caída libre.
  • Tampoco han bastado los 2.500 millones de euros en desinversiones durante los últimos seis meses.
  • Los inversores como los fondos de Deutsche, Allianz o JP Morgan, pescan en las aguas bajistas de su cotización con compras que en los últimos días han movido títulos por unos 120 millones de euros.
  • Y no, no vende Gas Natural, al menos por el momento.
Ya se venía anunciando durante estas últimas semanas. La situación de la petrolera Repsol no ha supuesto ninguna sorpresa para casi nadie, pero hasta que no lo ves no te lo quieres creer, en especial por las graves consecuencias económicas que ello conlleva y con el efecto arrastre que está causando ya en otros sectores. Petardazo para algunos cuando hayan visto este jueves los resultados de la petrolera: 2.957 millones de euros (M€) de provisión ha tenido que dotar la compañía por el deterioro de sus activos dentro del negocio de upstream, como consecuencia de la caída sostenida del precio del petróleo. Sin duda, una puñalada a la cuenta de resultados que presenta un resultado neto de -1.227M€ que, ajustado con el impacto de la provisión, resulta un beneficio de 1.860M€, 248M€ más que en 2014. Esta es la cifra que impactará toda la jornada en los comentarios de la prensa generalista, pero a la prensa económica nos ha de preocupar tanto o más las consecuencias que la tremenda crisis financiera de Repsol está provocando a niveles, incluso, internacionales. De momento, la compañía que preside Antonio Brufau (en la imagen) reduce un 20% las inversiones previstas para el periodo 2016/17. Esto suponen 1.800M€ menos que la compañía, probablemente, destine a compensar la caída de ingresos por actividad. Desinversiones en los manidos "activos no estratégicos", sí esos que cuando vienen bien dadas son inversiones y cuando no, les cambian el nombre para que no se note que se venden por necesidad. Así, en diciembre, vendió el negocio de gas canalizado del norte y Extremadura al grupo EDP y Gas Extremadura por 136M€ y una plusvalía de 76M y se está anunciando la venta del negocio eólico marino a SDIC Power por 238M€. Así, hasta unos 2.500M€ de desinversiones en los últimos seis meses. Se está empezando a comentar en círculos solventes que de continuar el precio del crudo en los niveles actuales o inferiores, Repsol tendrá que poner en marcha un plan económico financiero de urgencia para que las agencias de calificación la sitúen cerca del bono basura. Las medidas incluirían algunas tan drásticas como la venta de entre un 10% o un 15% de su participación en Gas Natural, recortes en el dividendo o la más extrema de emitir bonos híbridos y hasta, incluso, plantearse una fusión. Estas dos últimas, por distintas razones, están descartadas por el momento. Y la venta de un paquete de Gas Natural Fenosa (GNF) también está descartada por el momento. De hecho, la compañía ha desmentido a un diario que publicaba la noticia. Para ser exactos, ha sido el consejero delegado, Josu Jon Imaz, quien lo ha negado en la conferencia con los analistas. Además, horas antes, la propia CNMV se había dirigido a Repsol para preguntar si la información periodística era cierta. La respuesta de la petrolera fue que no, no era cierta. El pulso sigue siendo el de siempre: La Caixa quiere que Repsol venda un 15% (no un 10%) de GNF. Ese 15% vale ahora unos 2.350 millones de euros. Con eso, el balance de Repsol resultaría más risueño y, al mismo tiempo, La Caixa podría vender también parte de su participación en GNF (36%), que también los bancos necesitan recursos propios. El problema de la situación de Repsol es que estamos en una economía, para bien o para mal, totalmente globalizada, y cuando a una compañía le aprieta el zapato de la forma que le está apretando a la petrolera, a otras ya les están saliendo heridas en los pies. Esto le está pasando a Sacyr, accionista con un 8,7% de Repsol, a la que la provisión por el deterioro de esta participación le puede salir por 1.100M€. Para Sacyr, que está inmersa en un profundo ajuste de plantilla y está viviendo una situación económica delicada, verse privada del dividendo de Repsol, unido al deterioro de su participación, podría significar su salida del Ibex35. De hecho, es la más afectada por la reducción del 40% del dividendo complementario. Esta enésima crisis del petróleo ha dejado al descubierto las dificultades del modelo de negocio que tiene planteado Repsol: unos planes que han estado primando las inversiones en proyectos fuera de España, a costa de alguna nacionalización como YPF, proyectos de explotación/producción con cifras de equilibrio coste/beneficio muy por encima de los precios actuales de mercado, y continuas desinversiones en negocios como el eólico o el gas. Solo le queda la salida del trading, que se me antoja insuficiente para hacer de Repsol una petrolera de primera fila en el mercado internacional. Quizás acabe quedándole únicamente el recurso de una fusión, tal como está el mercado. Pero aquí, la pregunta es si la compañía tiene directivos capacitados que puedan liderar una operación corporativa de esa magnitud. Mientras tanto, los inversores como los fondos de Deutsche, Allianz o JP Morgan, pescan en las aguas bajistas de su cotización, con compras que en los últimos días han movido títulos por unos 120M€. Al final, el mercado ha premiado la sinceridad del tándem Brufau-Imaz, y Repsol, a pesar de las malas noticias ha cerrado en línea con el Ibex, que ha subido un 2,4%. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com