Tengo un viejo amigo bancario de toda la vida, que no banquero, que se ha pasado una buena parte de su vida profesional en la entidad dirigida por Oliu y siempre que hablábamos de como era su entidad acababa haciendo la misma observación: “el Banco Sabadell se ha pasado la mitad de su historia mirándose el ombligo”. Y claro, desde esta parte del cuerpo, que precisamente no es una de las más nobles, pero si una de las importantes, ya que nos une durante nueve meses a nuestras madres, es difícil dirigir una entidad financiera.

Y es aún más difícil si se toman decisiones financieras importantes, probablemente con un análisis de la situación económico-política precipitado y presionado por agentes extraordinarios como la situación en Cataluña, originada por el ‘procés’ y el Brexit inglés. La compra del banco británico TSB está siendo desde su inicio, una auténtica rémora económica, como veremos a continuación, los paños calientes ante la situación política en Cataluña no han contentado a nadie y la crisis del ladrillo les ha supuesto un descalabro de unas dimensiones importantes. Si a esto añadimos la situación desfavorable de los tipos de interés, ¡tormenta financiera perfecta!

El Banco Sabadell se ha pasado la mitad de su historia mirándose el ombligo y así es difícil dirigirlo 

Vamos a por los números porque la verdad no hay por donde cogerlos, tal como ya anunció Oliu al señalar que los resultados del 2018 no serían buenos. Así que empezaré por el dato importante que es el que van a mirar los potenciales pequeños inversores: Banco Sabadell ha obtenido 328,1 millones de euros (M€) de beneficio, un 54,2% inferior al 2017, que como iremos viendo estaba “trufado” de extraordinarios. No toda la culpa ha de ser del TSB en este decepcionante resultado, ya que sin este, el resultado del banco vallesano ha descendido también en un 16,3%.

Ahora vamos por epígrafes. El margen de intereses es el único que ha visto una variación interanual positiva, ya que los 3.675,2M€ han supuesto un incremento del 0,3% interanual, lejos de las recuperaciones que hasta la fecha nos han presentado otras entidades financieras. Pero los problemas comerciales del TSB han repercutido en la cifra obtenida por el resto del grupo, que en este epígrafe logra un 1,1% más que en 2017.

El margen bruto es el primer golpe a la cifra de resultados. El descenso en un 10,0% respecto al año anterior es producto de los extraordinarios encajados en 2017, como los 253,5M€ recibidos por BanSabadell Vida, es aliviado por los 1.335,3M€ (+9,55%) percibidos por comisiones, cosa que a mí personalmente no me tranquilizaría, pues será la partida que más se reducirá en caso de algún episodio de ataque de competencia.

El margen bruto cae un 10% respecto a 2017, cuando se produjeron extraordinarios, y es aliviado por comisiones, pero eso no tranquiliza

Los gastos generales crecen en 193,9M€, por la migración y ahora también la postmigración de TSB (una joya, es como un saco sin fondo) y algunos costes de expansión en México. El margen antes de dotaciones es inferior en un 30,2% al del 2017.

Las dotaciones por insolvencias descienden en 419,5M€. No en vano el Sabadell lidera el ranking de ventas de activos en situación irregular, ha pasado de 15.318M€ a 8.279. El resto de las dotaciones también descienden en 457,6M€, pero aun así contemplan otra peladilla de 142,1M€ por compensaciones a clientes de TSB.

El ratio de morosidad desciende al 4,22% (-0,92%) con una cobertura del 54,1%, el ratio de eficiencia crece un 8,14%. Mientras que el ROA, como consecuencia de los resultados obtenidos, ha pasado del 0,38% en 2017 al 0,15% actual.

El ratio de morosidad baja, pero en solvencia es el peor de los cuatro grandes bancos. Le queda un duro camino

Más preocupante pueden ser las cifras de solvencia, que en el ratio CET 1 fully loaded se sitúa en 11,1% desde el anterior 12,8%, no en vano la EBA, en los test publicados en noviembre de 2018, el Sabadell era con bastante diferencia el peor de los cuatro grandes.

Muy duro el camino que le queda a la entidad, más cuando resuenan rumores de fusiones de nuevo, y resultaría cuando menos curioso que se posicionase de absorbente a absorbido. Eso sí, los independentistas en Cataluña se mostrarían contentos de quitarse de en medio a un banco traidor a la causa.