Este miércoles ‘finaliza’ una semana donde las principales entidades financieras han rendido ya cuentas ante el regulador con desigual fortuna, pero con una clara tendencia: sus cuentas de resultados están reflejando que el sector va mejorando sus cifras gracias a la evolución de los riesgos contenciosos en dos sentidos: mejora de la calidad del riesgo como consecuencia de la mejora económica, y el cumplimiento de los plazos para su eliminación de balance en el caso de los incobrables. Pero desde hace ya algún tiempo, como consecuencia de la situación de los tipos de interés, los resultados de las entidades financieras son incapaces de registrar resultados importantes que no sean obtenidos por extraordinarios.
Esto es lo que le viene sucediendo a la entidad que, se supone, es el buque insignia de nuestro sistema financiero, más aún después de la ‘anexión’ del supuestamente maltrecho Popular.
La entidad de Ana Botín ha obtenido en los tres primeros trimestres del ejercicio un resultado neto de 5.742 millones de euros (M€), 665M€ más que en 2017 (+13,1%). La cifra se puede calificar de buena por el incremento que representa, pero yo la calificaría de preocupante, pues hasta el margen neto las cifras son inferiores a las registradas en el mismo periodo del pasado ejercicio. Veamos.
Las cifras preocupan pues, hasta el margen neto, todos los datos resultan inferiores a los del mismo periodo del pasado ejercicio
El margen de intereses ha sido de 25.280M€, que son 409M€ menos que en septiembre de 2017 (-1,6%). La auto complacencia de la entidad resalta los mayores ingresos de clientes por aumento de volúmenes de gestión en márgenes, pero se ‘olvida’, como en el resto de las partidas, que más del 75% de los resultados obtenidos son en monedas diferentes del Euro, por lo que el riesgo de cambio afecta cuando las cuentas se presentan en nuestra moneda.
El margen bruto también ha resultado afectado por la fortaleza del euro, y los 35.882M€ registrados al final del trimestre son 448M€ menos (-1,2%) que en 2917. Las comisiones netas han resultado las más perjudicadas, ya que descendieron 119M€. Sin el cambio, el volumen de comisiones fue superior al pasado ejercicio, en especial en gestión de patrimonios, que creció un 66%.
El margen neto (19.039M€) representa un 1,7% (+334M€) más que el de 2017 y que es producto de la contención de costes implementada, que está dando un buen resultado, pero también se ha visto afectada por el crecimiento de la inflación, en especial en algunos países de América.
Varios nubarrones están lastrando -y lo van a seguir haciendo- la cuenta de resultados del Santander
El ratio de morosidad ha descendido al 3,87% (-0,37%), si bien en España se mantiene en cifras lejos del resto de países (6,23%), con una cobertura del 67,9%. El coste del crédito pasa del 1,12% al 0,98%. Las dotaciones de insolvencias bajan en prácticamente todos los países salvo en Argentina por la situación económica generada por la devaluación del Peso, y en España, en comparación por las ventas de carteras realizadas en 2017. Así, las dotaciones registradas son un 7,4% inferiores a 2017 (-512M€). Los deterioros de otros activos se reducen en 78M€ y en 799M€, otros resultados y dotaciones.
El ratio de solvencia Cet1 fully loaded se sitúa en el 11,11% desde el 11,80% de 2017. La capitalización bursátil continua en descenso: 94.752M€ en septiembre de 2017, 74.097M€ junio 2018 y 69.958M€ en septiembre de 2018.
En este contexto económico, el Santander va a tener muy difícil mantenerse en la senda de los resultados a los que aspira en función de sus crecimientos de negocio. Los nubarrones en forma de impuestos a la banca, devolución de impuestos de las hipotecas, Brexit, repunte de la inflación en algunos países suramericanos, por no contar las demandas que ha de atender por la ‘expropiación’ del Popular, le están lastrando -y lo van a seguir haciendo- su cuenta de resultados en un entorno donde los tipos de interés dan para pocas alegrías.