Hoy presenta sus cuentas referidas al primer trimestre del ejercicio Telefónica. La compañía presidida por José María Álvarez Pallete creo que es la compañía española que más tiempo lleva en reestructuración. Siempre he mantenido que la estructura heredada no se corresponde con la de la competencia sobrevenida en el momento de la liberalización del monopolio y que bastante han ido haciendo los sucesivos administradores para mantener la competitividad en este sector tan comercialmente agresivo.

Antes de entran en harina de números, una pequeña anécdota que puede ilustrar la estrategia de la compañía para la obtención de ingresos recurrentes. En estos día he recibido un mensaje en mí móvil en el que Movisar Money me ofrece un préstamo de hasta 4.000€ por ser cliente. Inmediatamente, he descubierto Movistar Car y que junto a la nueva vocación de productora multimedia, ahora en boga, están configurando a Telefónica con una imagen de multiespacio-supermercado de aeropuerto en busca del céntimo de diferencial de venta.

Los resultados en sí, continúan marcados por la política de desinversión que está llevando Telefónica, encaminada a reducir de forma sustancial la deuda financiera que mantiene y que asciende a 40.381M€ como deuda neta. En el mismo periodo de 2018, la cifra era de 41.074M€, gracias a la generación de un flujo neto de caja de 2.664M€ en los que incluyen 418M€ por desinversiones y que han generado 118M€, que junto con ajustes en el gasto operativo han servido para “arreglar” la cuenta de resultados.

Los gastos operativos caen: es una tónica general en el sector telecos

El resultado atribuido del periodo ha sido de 926M€, un 10,6% más que en el mismo trimestre de 2018, pero el análisis de la cuenta de resultados vuelve a ser el mismo del cierre del anterior ejercicio, una reducción del 1,7% de la cifra de negocios (11.979M€). Por áreas geográficas han sido los negocios en Europa los que han mantenido la cifra, con crecimientos en España, Alemania y el 6,6% de Reino Unido, si bien Alemania registra una pérdida de 107M€. Los negocios en América tanto del centro como del sur continúan con una deriva continua de perdida de negocio, que como ejemplo en la otrora poderosa potencia emergente Brasil se ha perdido un 5,2% de la facturación (142M€), en Argentina un 28% y, si bien su ponderación no es significativa, Venezuela pierde un 76,9% de la facturación.

La política de contención del gasto parece que progresa de forma adecuada y los gastos operativos descienden un 4,9%, con ajustes en los gastos de personal, que es otro de los caballos de batalla de la compañía, de un 4,1% (64M€) y 312M€ menos de otros gastos operativos (-8,5%).

A los 118M€ de plusvalías obtenidas por la venta de compañías y activos en Telefónica Colombia, se le han añadido 72M€ de otros ingresos debidos a plusvalías por cesión de derechos futuros.

Los aumentos registrados en las amortizaciones y en los resultados financieros, vienen justificados por la compañía en base al impacto de la aplicación de la norma NIIF 16, si bien las cifras de la deuda financiera bruta,57.226M€ que suponen 2.524M€ más que en 2018, por muy bajos que estén los tipos de interés, creo yo que algo también tendrán que ver.

Las inversiones 1.554M€, han supuesto un crecimiento del 4,3%, nada del otro mundo en un sector que tecnológicamente se mueve a unas velocidades tremendas y que puede ser un síntoma más de que Telefónica camina hacia un modelo más de intermediación que de prestación pura de servicios propios, cuando menos poco rentables con la tremenda estructura que aún presenta, en especial en recursos humanos e infraestructuras operativas.

De las ultimas en estos días se ha desecho de unos data centers que continuarán a su servicio y ha llegado a un acuerdo para la venta del histórico edificio emblemático de su sede en Barcelona. Como decíamos en diciembre, ¿será suficiente y estarán aún a tiempo? Parece que voluntad no falta.

De momento en bolsa, los inversores no lo tienen muy claro y la acción se deja 0,07€ desde la apertura y 0,17€ en la semana.