• En cualquier caso, más presión para Pedro Sánchez
  • Si Rivera se mantiene en la abstención, no bastaría con siete diputados socialistas: se necesitarían muchos más.
  • Y si no, terceras elecciones, con Sánchez como culpable.
  • Y repudiado por su propio partido.
  • En principio, Rivera no se mueve de la abstención pero ofrece un pacto por la unidad de España y para negociar los presupuestos.
  • Y Rajoy vuelve a su postura favorita: esperar y ver.
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, no se ha movido un ápice de su decisión de abstenerse ante una eventual investidura del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y queriendo dar ese capítulo por cerrado, ha aprovechado su reunión en el Congreso -la segunda en menos de un mes- para ofrecerse a negociar políticas, a saber: un pacto por "la unidad territorial" de España y abrir una "línea directa" con el PP para fijar los Presupuestos Generales del Estado, informa RTVE. Rivera considera que asumiendo la abstención hace ya un gesto de flexibilidad suficiente y que ahora le tienen que seguir en ese camino otros partidos, sobre todo, el PSOE. El líder de Ciudadanos ha reconocido que Rajoy no le ha pedido que cambie el sentido de su voto hacia un 'sí' en la investidura ni le ha ofrecido entrar en el Gobierno, y que tampoco han acordado abrir una mesa para negociar los Presupuestos. Pero Rivera ha mostrado su "compromiso" para que cuente con ellos para sacarlos adelante, por lo que ha pedido la información necesaria sobre el techo de gasto y los ajustes presupuestarios que proponga el PP. De este modo, Rivera abrirá una "línea directa" con el Gobierno en funciones en lo relacionado con las cuentas públicas, para la que también cuenta con el PSOE, porque entiende que actualmente los presupuestos "son de España y de Europa" y no una cuestión partidista. Se trata de una declaración de intenciones políticas, que lógicamente queda supeditada a que haya una investidura, pero que Ciudadanos escenifica como un ejercicio de "responsabilidad" en caso de que la actual legislatura avance. Rivera ha mostrado su preocupación por el "bloqueo" que vio entre los líderes de PP y PSOE, y ha subrayado que "no es bueno" que ambos partidos se den la espalda y "sobre todo no es bueno que el partido que tiene la capacidad aritmética para sacar adelante la investidura no quiera sentarse a negociar y no quiera abstenerse". Aunque rechaza ejercer un rol de "mediador" entre socialistas y 'populares'. Por lo demás, en una reunión que Rivera ha calificado de "cordial" y "realista", tampoco ha querido entrar en si Rajoy irá o no a la investidura, ya que lo da por sentado en tanto que el candidato del PP aceptó el encargo del rey, y se ha limitado a pedir que fije "cuanto antes" una fecha para el debate en el Congreso con la presidenta de la Cámara Baja. Tras Rivera, ha comparecido ante los medios Mariano Rajoy, que mostrándose optimista, ha señalado: "Hoy hemos dado un primer paso de una larga caminata". El presidente en funciones ha reiterado que su prioridad es que "no haya unas nuevas elecciones porque tres elecciones en un año sería una vergüenza", recoge El Mundo. "Hoy ya me voy de aquí sabiendo que puedo negociar algo", ha reiterado. "Los españoles están esperando un compromiso de todo para salir de la situación de bloqueo. El señor Rivera ha manifestado su voluntad de comenzar a hablar desde hoy sobre los asuntos más urgentes: objetivo de estabilidad presupuestaria, techo de gasto, medidas para la nueva reducción del déficit y Presupuestos generales del Estado". Rajoy ha planteado a Rivera diez objetivos para el conjunto de la legislatura. "Bajo estos diez grandes epígrafes se recogen propuestas coincidentes con el programa de Ciudadanos y con el acuerdo que hizo en un día con el PSOE", ha explicado. Hasta aquí los hechos, Intentemos traducirlo. Rajoy, que ayer salió de la reunión con Sánchez pensando en devolverle el encargo al rey Felipe VI. Este miércoles, no. Tras la reunión con Rivera, Rajoy sueña con esta ecuación: Ciudadanos vota no en la primera vuelta y sí en la segunda. Con eso, sólo se precisaría que siete diputados socialistas, por ejemplo, andaluces y extremeños, se abstuvieran y Rajoy sería presidente. La otra opción aun provoca mayor presión sobre el ambicioso Sánchez: Ciudadanos mantiene la abstención en la segunda votación y entonces se necesita la abstención de todo el grupo parlamentario socialista. Y si no, terceras elecciones en un año, con Sánchez como culpable... y repudiado por su propio partido. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com