El lunes tuvo lugar el tercer encuentro entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, no obstante, la noticia se conoce un día más tarde. Y es que mientras el presidente se desentiende de los pactos a nivel local y regional, se centra en buscar los apoyos necesarios para asegurar su investidura.
En una primera vuelta, Sánchez necesitaría de una mayoría absoluta, pero en un segundo intento, tan solo ha de conseguir más síes que noes. Por ahora, ERC ha dado a entender que sus 15 diputados no bloquearán el proceso, aunque intenta poner a Sánchez en un apuro exigiendo un gesto según el cual la Abogacía del Estado debería pedir la libertad de los presos separatistas; hecho que pervierte a la justicia, ya que son los jueces quienes tienen la última palabra. Dejando esta situación de lado, el presidente se ve obligado a subastarse, con Podemos y Ciudadanos como posibles compradores.
ERC pervierte la justicia: exigen a la Abogacía del Estado que pida la libertad de los presos separatistas. Ya saben: un gesto
Albert Rivera hace hincapié en perfilarse como líder de la oposición -aunque luego se dedique a pactar con los socialistas, como en Castilla-La Mancha-. Su objetivo es desbancar al decaído PP y llegar al poder gracias a un 'pacto' de alternancia entre el PSOE y su formación, que no disgusta a la masonería. Así, los 57 diputados de Rivera votarían en contra, un acto de poco impacto ya que los 123 representantes del PSOE, los 15 que se abstendrían de ERC y los 42 de Podemos sobrepasan la mayoría, obteniendo más síes que noes en la segunda ronda.
Ahora bien, Pablo Iglesias se ha envalentonado y ha vuelto a insistir en la formación de un gobierno de coalición; que no de cooperación. Quiere ser ministro. Sin embargo, no se termina de salir con la suya. Fuentes socialistas afirman que, tras la reunión, las "posiciones están muy alejadas". Por su parte, desde Podemos todavía tienen esperanza en que Sánchez se decante por construir un gobierno progresista, que no moderado, tal y como intenta el tándem Ábalos-Redondo.