- Amado Franco se retira porque no quiere ser presidente de un banco cotizado.
- Atención: su 'alter ego', José Luis Aguirre, no será presidente ejecutivo.
- Lo que más asustaba a Amado Franco era la exigencia del mercado bursátil de permanecer al menos 3 años más al frente del banco.
- ¿Qué ha pasado? Que ha fracasado la operación Pilar.
- 2016 ha sido un año complicado: el beneficio antes de impuestos cae un 40% por el aumento de las provisiones, que aumentan un 40,6%, hasta los 413 millones.
Amado Franco Lahoz (
en el centro de la imagen, flanqueado por Victor Iglesias a su derecha y José Luis Aguirre) ha dicho adiós a la
Presidencia de Ibercaja después de 13 como presidente de la Caja y, desde 2011, como presidente del banco. Lo ha anunciado este viernes, aprovechando la rueda de prensa de presentación de resultados de 2016.
Sin duda, estamos hablando de un hecho histórico y que supone una auténtica revolución en el banco. A partir de ahora,
todo el poder del grupo recae en la figura de Víctor Iglesias, consejero delegado de
Ibercaja Banco desde hace dos años. Porque el sucesor de Franco en la Presidencia es
José Luis Aguirre, que hasta ahora ocupaba el puesto de vicepresidente primero.
Ahí está la clave de todo: Aguirre, de la misma quinta que el saliente, ha aceptado ser presidente no ejecutivo, aunque
será él el que dé la cara ante la bolsa y el mercado. Pero a partir de ahora,
el que manda todo es Iglesias. Nada que temer por otra parte, ya que mantienen una excelente relación. De hecho, en su día, Iglesias estuvo a las órdenes de Aguirre.
Vamos con
Franco. ¿Por qué se ha ido? Según ha explicado, porque ha llegado el momento después de tantos años -lleva 47 en la entidad- y porque deja el banco en buenas manos.
Quiere estar más tiempo con sus hijos y con sus nietos, y quiere poder esquiar los martes. Literal.
Hasta ahí, la versión oficial. En realidad, Franco se marcha porque
ha fracaso la operación Pilar -entrada de inversores privados en el capital-,
adelantada por Hispanidad, y la entidad no tendrá más remedio que salir a bolsa. Recuerden: para antes de 2021 la fundación debe reducir su participación en el banco por debajo del 40% -actualmente posee el 88,7%- y la manera más lógica de hacerlo -una vez descartada la operación Pilar- es
saliendo a bolsa.
Y
Amado Franco no quiere ser el presidente de un banco que cotiza. En realidad, como ha señalado durante su intervención, a él solo le gusta (gustaba)
la caja de ahorros, no el banco. Pero lo que más le asustaba era la exigencia del
mercado bursátil de permanecer, al menos, tres años más a contar desde el
debut bursátil. Hagan cuentas: salida a bolsa en 2019 o 2020, más tres años... nos plantamos en 2022 o 2023, con un Amado Franco con 76 o 77 años. Demasiado para alguien a quien no le gustan los bancos, y menos si cotizan. En resumen, tras fracasar la operación Pilar, Franco ha tirado la toalla.
Evidentemente,
la noticia ha eclipsado todo lo demás, incluidos los resultados del banco en 2016, que merecen algún que otro comentario. El margen de intereses cae un significativo 10,2%, hasta los 567,2 millones de euros y las comisiones aumentan un 2,1% gracias, sobre todo, a las
comisiones no bancarias, que aumentan un 6,8%.
Otra palanca del ejercicio ha sido el
ROF (resultados de operaciones financieras), que
ha aumentado un 97%, hasta los 169,5 millones. Resaltan aquí las plusvalías en la venta de carteras de valores. Si a esto añadimos otros 53 millones por el traspaso a
Aktua de la filial de gestión de activos adjudicados de la entidad, tenemos un margen bruto de 1.129,8 millones, un 8,5% superior al de 2015.
Ojo a la morosidad, que aún es elevada y ha cerrado el año en el 8,9%.
Todo esto está muy bien hasta que tenemos que hablar de las
provisiones, que han aumentado un 40% (413,1 millones de euros) y que son la causa de que
el beneficio antes de impuestos haya caído un 40,1% y no haya superado los 70,8 millones. Menos mal que existen los
créditos fiscales, que han permitido sumar 72,1 millones, lo que ha convertido la pérdida del beneficio en un aumento del 69,9%, hasta los 142,9 millones de euros.
Tema candente:
el vencimiento de los 224 millones de 'Cocos' procedentes de
Caja3. Tranquilos. El plazo termina en diciembre de este año pero da igual, porque la entidad ya ha solicitado permiso al BCE para amortizarlos ya mismo.
Esperan recibir luz verde en marzo, lo que les permitirá ahorrar 18 millones de euros de intereses anuales (el interés de los Cocos es del 9%). No está mal.
Conclusión: empieza una
nueva etapa en Ibercaja, con Víctor Iglesias al frente y con plenos poderes. Por cierto, de fusiones ni hablamos. No entra en los planes del banco. Lo suyo es el
crecimiento orgánico que en los próximos años va ha impulsar en Madrid y en el litoral mediterráneo.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com