Cuando desde Ciudadanos se dirigían a Rosa María Mateo para confirmar que no se irá de su puesto de administradora única de RTVE la otrora periodista hasta dibujaba una sonrisa bajo su mascarilla convencida como está de que se queda en el cargo por responsabilidad.
Para este ejercicio contará con un presupuesto que alcanza una cifra total de ingresos y gastos de 1.127 millones euros, un 12,7% más del que se dispuso en 2018. Asegura Mateo que “que permitirá cubrir los déficits ocasionados por las dos prórrogas y ampliar la oferta de contenidos de calidad, así como cumplir con los objetivos establecidos en nuestro Mandato Marco”. Y ha tenido que solicitarse ese incremento porque si no TVE -tal como ha señalado Mateo- no podría sobrevivir. De hecho en 2020 la corporación pública va a cerrar con un déficit cercano a los 50 millones de euros.
En cuanto a las audiencias, las cifras hablan por sí solas: todas las cadenas televisivas del grupo RTVE firmaron en conjunto una cuota del 14,8% en octubre, que refleja una sangría del 1,1% con respecto al mismo mes de 2019, cuando era del 15,9%. Este mes de octubre la caída de audiencias colectiva del grupo fue del 0,9% en comparación con septiembre, cuando tenía una cuota del 15,7%.
La suma de las cuotas a octubre de Mediaset (dueña de Telecinco) y Atresmedia (propietaria de Antena 3 y La Sexta) más que triplica la del grupo RTVE (que controla La 1, La 2, 24h, Clan y Teledeporte).
Tal como lo ve Rosa María Mateo, no cabe la comparación entre TVE y las privadas "porque estas se rigen por otros principios y juegan en otra división".
Hagamos pues una primera conclusión de la comparecencia de Mateo en el Congreso. El déficit de casi 50 millones en 2020 es culpa del covid y de la prórroga de los presupuestos anteriores. Y a bajada histórica en la audiencia de la corporación no se puede considerar como único criterio para valorar la marcha del ente porque no puede competir con las privadas. Todo muy satisfactorio para alguien que ocupa un cargo que se supone debe garantizar la buena gestión de la cadena pública -que para eso cuenta además, tal como ella ha explicado, con un comité técnico con el que toma las decisiones- cuyos "accionistas forzosos" son todos los españoles.
Prosigue la comparecencia de la administradora única y responde entonces a la pregunta del Grupo Vox sobre cuánto cuesta "el kilo de presentador o presentadora estrella". Mateo responde que al ser personal externo de la cadena no se puede informar de sus sueldos porque están protegidos por la ley de Protección de Datos. Y se queda tan ancha, cuando eso quiere decir dos cosas: una que, teniendo TVE alrededor de 6.000 empleados públicos, se contrata a personal externo, pero -segundo punto- a ese personal se le paga con ingresos internos. Y, actualmente, Hacienda está descubriendo que entre esos presentadores, celebrities, famosos, suele ser habitual que creen sociedades para percibir sus ingresos y pagar un IRPF del 25 o 30% en vez del 48% que tendrían que pagar si cotizaran como les correspondería hacerlo, como autónomos. Es decir, que la TVE está favoreciendo esa práctica perseguida por Hacienda.
Pero, Rosa María lo tiene muy claro y sigue 'erre que erre' sin inmutarse: ni el déficit ni la baja audiencia, ni el descontento de la plantilla podrán con su sentido del deber. Se queda por responsabilidad y añade "me da igual como voy a pasar a la Historia". Mejor, mucho mejor.