Lo cuentan el propio Telegram: el mensajero ruso ha superado los 500 millones de usuarios activos. Duante las últimas 72 horas que terminaron el 13 de enero, los nuevos usuarios alcanzaron los 25 millones.
Es una buena noticia porque urge romper el monopolio censor de Facebook-WhatsApp y, en general, el oligopolio norteamericano en la red: Google, Facebook, Twitter y, cada vez más, Mazón.
Primero porque son todas nortreamericanas pero, en segundo lugar, porque además de monopolios, toda presentan, del modo más sectario, una ideología “políticamente correcta”, ergo, tremendamene sectaria.
La noticia del éxito de Telegram coincide con la nueva censura al presidente Donald Trump, de Youtube, que se une a las censuras de Twitter y Facebook. Todas ellas dispuestas a pisarle el rabo al león muerto.
Pero es que además, vía Telegram, se abre una vía para luchar contra la censura global que el Nuevo Orden Mundial (NOM) está imponiendo en la red, en nombre de la lucha contra los bulos y las ‘fake news’.
De hecho, muchos autores maldecidos por el progresismo imperante han recurrido al Telegram putiense para hacer frente a las tecnológicas estadounidenses.
En periodismo, recuerden que Google y Facebook son dos parásitos, que no hacen información pero que deciden qué informaciones ajenas se leen y cuáles no.