- La política verde de la canciller ha buscado sustituir el carbón y la energía nuclear por las renovables.
- La carbonera registra pérdidas netas de 200 millones por la depreciación de sus activos en Alemania y Reino Unido.
- La noticia no es bien recibida por el mercado: las acciones caen más de un 10% en la bolsa de Fráncfort.
- Ante el empeoramiento del negocio de generación, el consejo de administración quiere suspender el dividendo ordinario.
- A pesar de la venta de Dea, sólo logra reducir su deuda un 20%, hasta los 25.100 millones.
A la vista de los resultados de
RWE conocidos este miércoles, parece que no hay dudas de que los diez años de merkelismo en Alemania han destrozado el sector energético de aquel país. Recuerden que la canciller,
Angela Merkel, llegó al poder en noviembre de 2005 y pronto puso en marcha su política verde, que no busca otra cosa que sustituir el carbón y la energía nuclear por las renovables.
Eso sí, no fue hasta la mitad de su segundo mandato, tras la catástrofe de la central de Fukushima (Japón), ocurrida el 11 de marzo de 2011, cuando Merkel apretó el acelerador. En aquel momento, fijó para 2022 el
apagón nuclear del país y con ello, y la apuesta verde ha destrozado a las principales energéticas alemanas, sobre todo, a
E.on y a RWE. De hecho, Alemania trabaja ya para que en el año 2050 el 80% de su electricidad provenga de energía eólica y solar; ahora generan alrededor del 20%.
La carbonera que tiene como Ceo a
Peter Terium ha registrado unas
pérdidas netas de 200 millones de euros por la depreciación de sus activos en Alemania y Reino Unido. Una noticia que no ha sido bien recibida por el mercado, pues las acciones de RWE caían más de un 10% en la bolsa de Fráncfort a media mañana.
La compañía calcula que el empeoramiento del negocio de generación ha causado un ajuste negativo de 2.100 millones en valor de sus centrales eléctricas alemanas e inglesas. Además, asumirá una amortización de 900 millones por impuestos diferidos.
Ante este delicado panorama, el consejo de administración de RWE toma medidas. En concreto, propondrá a la junta general de accionistas del próximo 20 de abril suspender el
dividendo ordinario y reducir notablemente el que se distribuye a los accionistas preferentes hasta los 0,13 euros por acción. "Una decisión nada fácil", en palabras del Peter Terium. Si finalmente se aprueba, la situación sería muy distinta a la del año pasado, cuando accionistas preferentes y ordinarios recibieron 1 euros por acción.
A pesar de la venta de la gasera Dea, RWE sólo ha logrado reducir su endeudamiento un 20%, hasta los 25.100 millones. Recuerden que ya
en las cuentas de los nueve primeros meses del año, la deuda devoró el balance.
Por su parte, sin tener en cuenta elementos extraordinarios, RWE ha destacado que el beneficio neto alcanzó los 1.100 millones, en línea con lo previsto. Mientras, el Ebitda superó las expectativas al situarse en los 7.000 millones.
Sin embargo, estas cifras quedan en un segundo plano en la crisis que vive la eléctrica alemana. Ahora intenta sobrevivir a estos años de merkelismo verde, por eso ha anunciado que quiere ampliar en un 10% el capital de la nueva sociedad que agrupará su negocio de renovables y redes.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com