Al último profit warnig de Ryanair, el de enero, el segundo en tres meses, siguen ahora los malos resultados de su tercer trimestre fiscal, que se saldan con una pérdida de 19,6 millones, frente al beneficio de 105,6 en igual periodo de hace un año. El efecto en bolsa se mide en caídas entre el 4 y el 6%.
La explicación no es otra que la caída del 6% de media en los precios de los billetes, que no ha podido compensar con el aumento de pasajeros, del 8%. Ese aumento ha quedado por debajo del +10% pronosticado por la low cost que comanda Michael O’Leary, de momento. O’Leary ha quedado apartado del día a día como consejero delegado, aunque dejará el puesto en un año. Pasará a ser CEO de las cuatro filiales de grupo: Ryanair DAC, Laudamotion, Ryanair Sun y Ryanair UK, cada una de ellas, con un su propio director y en la dirección de estructura, el polémico y estrafalario O’Leary.
La cifra de negocios crece un 9% pero el resultado operativo retrocede un 24,3%
La cifra de negocios, así las cosas, crece un 9%, hasta 1.530 millones, pero el resultado operativo (Ebit) retrocede un 24,3%, hasta 1.179,9 millones.
Ryanair ha integrado totalmente la filial Laudamotion (le quedaba un 25% que compró en diciembre para llegar al 100%), con un coste no recurrente de 10,9 millones y una aportación a la facturación de 49,4 millones.
La compañía espera un descenso del 31% en el resultado neto anual (entre 1.000 y 1.100 millones), no sólo por el efecto los resultados presentados o el del trimestre pendiente. A ellos se unen las huelgas en el segundo semestre de 2018 (provocadas por su resistencia a adaptar las legislaciones laborales nacionales) y el incremento del precio del petróleo.
A esa realidad se suma, en paralelo, la posibilidad de nuevos recortes de los billetes por el Brexit, de resultado imprevisible, que podría impactar en una caída de las reservas de última hora.