Ryanair vive la mayor huelga de su historia, con unos 67.000 pasajeros afectados y cerca de 400 vuelos cancelados (14.000 y 82 en España, respectivamente). Sin embargo, no hay cambios a la vista, pues a la low cost que dirige Michael O’Leary le gusta el “matonismo laboral”; el maltrato a empleados y clientes… y pagar cuantos menos impuestos mejor.
En el paro de 24 horas de este viernes, los pilotos de Irlanda, Suecia, Bélgica, Alemania y Holanda piden respeto, trato digno y que se les aplique la legislación local de cada país en que la aerolínea opera. Peticiones que no parecen cosas de otro mundo, sino que tienen bastante lógica. Además, la aplicación de la legislación de cada país también fue reclamada por los tripulantes de cabina (TCP) en sus paros de los pasados 25 y 26 de julio en Irlanda, Portugal, Italia, España y Bélgica. Este clima de movilizaciones en Ryanair ha surgido después de que por primera vez en 32 años aceptara la representación sindical. Sin embargo, la low cost lo ha tomado más como un gesto que como un hecho y no parece dispuesta a cambiar las cosas.
Los sindicatos de transporte exigen a la UE que acabe con el "vacío legal" de Ryanair y con el dumping en la industria aérea
La Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF) y la Federación Europea de Trabajadores del Transporte (ETF) han instado a la Unión Europea a que acabe con el “vacío legal” que permite a Ryanair contratar en Irlanda a trabajadores que operen, por ejemplo, en bases españolas. Una ventaja para la low cost, pues le salen más baratos dichos contratos, pero que merma los derechos laborales de los empleados. Además, quieren frenar el dumping en la industria aérea: la práctica de vender un producto por debajo de su precio normal, o incluso de su coste de producción para ir eliminando empresas competidores y adueñándose del mercado.
Conviene recordar que Ryanair es líder en Europa en tráfico de pasajeros (128,9 millones en 2017), y ha montado un ‘negociazo’ a base de maltratar a clientes, pilotos y tripulantes de cabina. Es más, no ha dudado en amenazar con despidos o reubicaciones… con la excusa de reducir la flota en Irlanda y el traslado de varios aviones a Polonia.