Hace casi un año, se apuntaba que los bancos no se plantearían la posibilidad de salir de Nueva Pescanova hasta 2020, pero el panorama ha cambiado. Abanca pasó a ser su principal accionista a finales de julio (compró las participaciones de Santander y Caixa Geral de Depósitos), mientras que Sabadell y Caixabank no están dispuestos a vender sus participaciones, pese a que Nueva Pescanova acabó 2019 en pérdidas.
Con el pretexto de que se trata de una empresa gallega, Abanca ha ido escalando posiciones en el accionariado de la compañía, desde el 5,4% que tenía en 2016 al 39,29% que tiene actualmente. Le sigue Sabadell, que controla el 23,8% y Caixabank, con un 15,3% del capital. Ahora, ni Sabadell ni Caixabank quieren dejar este barco porque va bien y ven factible recuperar lo perdido a pesar de que no logró cerrar 2019 en positivo, como sí hizo en los dos años anteriores, cuando el resultado neto fue de 5,4 millones de euros y de 300.000 euros, respectivamente.
Abanca es el principal accionista, al controlar el 39,29%; le sigue Sabadell (23,8%) y Caixabank (15,3%)
Nueva Pescanova ha visto cómo sus últimas cuentas se han visto afectadas por el descenso de los precios del pescado (por ejemplo, del gambón argentino), al que se suman las tasas de exportación en Argentina y la menor demanda en China. Sin embargo, sí ha cumplido sus previsiones de ventas, superando los 1.008 millones obtenidos en 2018.
La banca también está contenta con la gestión, algo que se tendrá en cuenta en febrero, cuando vence el mandato de 10 de los 12 consejeros, incluidos el del presidente, Jacobo González-Robatto y el del CEO, Ignacio González. Es decir, de todos los que fueron nombrados en febrero de 2016, excepto de los dos representantes de Abanca (José María Benavent y Marco Nieto), que entraron al Consejo en junio de 2019.