El primer banquero con el que se ha entrevistado el nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es mujer: se llama Ana Botín y, todo hay que decirlo, la cosa ha salido de perlas. Ambos se han entendido a la perfección.
Ana Botín ha sido la primera mujer en entrevistarse con él
Lo que significa, en román paladino, que Ana Botín le ha convencido de que centrar el impuesto sobre la banca (quien centra el debate gana el debate) en transacciones, no en los bancos como tal; porque si tocas más el impuesto de sociedades, se les cae la cotización, ahora sagrada para los bancos. Además, fiscalizar la transacción es hacer que el impuesto lo pague directamente el cliente, sin que el banco tenga que repercutirle nada. Hasta con que haga de recaudador. Si en cambio, si atentas contra el beneficio, atentas contra los accionistas.
Aún no se sabe que actitud adoptará Sánchez pero por ahí van las cosas.
Ni siquiera pondrá en cuestión a Sebastián Albeya
Y esto no es lo más importante Lo más importante es que, finalmente, Ana botín se ha llevado la promesa de que el Gobierno socialista no revisará la intervención del Banco Popular por la JUR, que acabó regalándoselo a Santander por un euro. Oficialmente, el Santander no tiene miedo a los tribunales en este asunto. Ahora bien, el Gobierno podía hacer mucho daño a la operación si asumiera los criterios, o parte de ellos, de los damnificados del Popular. Por de pronto, bastaría eso para paralizar el proceso de liquidación de entidades, pieza clave de la unión bancaria. Pero Ana Botín salió con la promesa de que el Gobierno no va hacer causa del Popular. Es cosa pasada y, además, era ‘el banco del Opus’.
Y es a que al rojísimo Sánchez le gusta esto del negocio bancario. Cosas veredes, amigo Sancho.