La verdad es que la culpa la tuvo él mismo. La estrella de SM Felipe VI empezó a decaer cuando no tuvo valor para impedir la llegada al Gobierno de los comunistas (Podemos), algo que no ocurría desde 1939… y ya iniciada la Guerra Civil. Entonces, Su Majestad pudo ganarle el pulso a un ególatra enloquecido, como es Pedro Sánchez, y encargar la formación de Gobierno a otro socialista, partido ganador, entre los que se le recomendó y señaló a José Borrell. Pero no se atrevió, aunque la legalidad le respaldaba.
En el colmo de la chifladura, los separatas catalanes -Jordi Sánchez- exigen que España les pida perdón. Ni el indulto ni la amnistía son suficientes
Además, el Rey sólo necesitaba amagar y no golpear. Se le pedía algo parecido a esto: Pedro: si quieres ser presidente, forma un gobierno -bastaba con una alianza no se necesitaba una coalición, con el PP- y deja a los leninistas 3.0 de Pablo Iglesias fuera del Ejecutivo.
No se atrevió a hacerlo y, con ello, Felipe VI dio paso a un gobierno frentepopulista… dispuesto a tumbar a la Monarquía.
La creación de Compymes supone un pulso directo a la gran patronal, con Begoña Gómez, la catedrática, alentando contra la gran patronal desde una plataforma creada por Moncloa… con un ‘indepe’ catalán al frente
De remate, el prestigio del Rey como jefe del Estado entró en picado cuando, no sólo no defendió a su padre, Juan Carlos I, sino que contribuyó con entusiasmo a su defenestración por parte de un Gobierno guerracivilista. La deshonra de su padre ha convertido al hijo en un guiñapo… y constituirá su propia deshonra.
A lo mejor España pudiera haberse permitido esta locura si, encima, no habitara en Moncloa un ególatra de las proporciones de Pedro Sánchez, al que le encantaría ser un Alcalá-Zamora -personaje histórico lleno de protocolo y vacío de ideas-, quien ahora pregona, al menos eso trasciende desde los servicios de Comunicación de Moncloa, que el Rey Felipe VI tragará con la firma de los indultos a los separatistas catalanes y que luego tendrá que afrontar el indulto a su padre… que no tendría lugar si antes no fuera condenado por la propia Fiscalía de Sánchez. Perdón, por los jueces.
Antonio Garamendi amenaza con romper la baraja en el diálogo social… pero es un personaje débil: volverá a ceder ante Sánchez
En paralelo -nunca una cabeza tan vacía llegó tan alto-, la comunista Yolanda Díaz, enerva a la CEOE: no habrá despidos -que pasan a estar prohibidos por ley- pero sí subida de cuotas, el impuesto más nefasto y que más destruye el empleo… lo que acabará con emprendedores y autónomos en España.
En el colmo de la chifladura nacional, los separatas catalanes -Jordi Sánchez- exigen que España les pida perdón. Ni el indulto ni la amnistía son suficientes. Al parecer, nada es suficiente. El ‘separata’ catalán es un sujeto permanente e infinitamente agraviado por el español represor.
La España subvencionada siempre precede a la España ruinosa
Volvamos a la economía: la creación de Compymes supone un pulso directo a la gran patronal: con Begoña Gómez, la catedrática, alentando contra la gran patronal desde una plataforma creada por Moncloa, con un ‘indepe’ catalán al frente. La esposa del presidente del Gobierno personifica la impunidad sanchista: no hay límites para su caradura.
Sin embargo, no esperen mucho del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. Amenaza con romper la baraja en el diálogo social… pero es un personaje débil: volverá a ceder ante Sánchez. Y así, tendremos la España subvencionada, que siempre precede a la España ruinosa.